Relato "jueveros": SUEÑO HÚMEDO

Esta semana convoca Dorotea desde su blog Lazos y raíces. Tema "Los profesores"

SUEÑO HÚMEDO

La profesora de Sociales eran de las que no se olvidan, esa clase de mujer con la que uno sueña cuando nos hiciéramos mayores. Me sentaba en primera fila para tenerla lo más cerca posible, ver sus enormes ojos verdes, oler su perfume cuando se ponía justo en frente mío y se paseaba de un lado a otro explicando la lección. Las mesas de los docentes estaban situadas en una pequeña elevación con respecto al resto de la clase. Mis ojos y mi excitación aumentaba cuando la señorita venía al colegio con falda, pues sentada tras su mesa mis miradas furtivas intentaban robar el color de sus braguitas. No creo que sea nada extraño, quién no ha fantaseado con esa fruta prohibida que siempre ha parecido tener la relación alumno-profesor. A mis quince años aquel día se hizo realidad, después de clase me pidió que me quedara. Siempre he cumplido mis obligaciones en su materia por lo tanto no podría tratarse de alguna reprimenda por los estudios. Frente a ella la cual permanecía sentada, escribió en un diminuto papel su dirección y ma le entregó.

-Te espero a las ocho y media-

No me lo podía creer, mi sueño se haría realidad solo en unas cuantas horas. Me pongo mis mejores galas y pongo rumbo a lo que sin duda prometía se la mejor noche de mi vida.

-Ding, dong-, resuena el timbre

La puerta se abre y la imagen que tantas veces había encendido mi líbido me golpea haciendome entrar en un nerviosismo casi incontrolable. 

Penetro en su casa, la cual era salpicada por unas pequeñas lámpara que dejaban ver sólo lo necesario. Me siento en el sofá, ella se pone a mi lado, ataviada con un vestido de seda negro y extremadamente corto coloca su mano en mi temblorosa pierna. Aquello ya no había quien lo detuviera, esa noche iba a pasar. 

Se inclina sobre mi cuello, su lengua empieza a recorrerlo en suaves círculos. Un instante después una punzada me sacude, unas gotitas de rojo manchan mi pantalón, el frenesí se desata. Mi profesora cada vez más exaltada sigue succionando aquel líquido que me mantiene con vida, mientras caigo en un extraño sueño.