19 de noviembre de 2019

OLD 97'S "To far to care" Edición 15 aniversario

Hubo una época, a mediados de los noventa, en la que las discográficas buscaron en la música de raíces, bajo la confusa etiqueta de country alternativo o americana, al sustituto de la agonizante escena grunge como movimiento que copase las listas de éxitos. De ese modo, los sellos más poderosos contrataron a las bandas que ofrecían mayor potencial. Warner Records fichó a la escisión de los influyentes Uncle Tupelo (Wilco y Son Volt), American Recordings se hizo con los servicios de The Jayhawks, mientras que Elektra hizo lo propio con nuestros protagonistas: los prometedores Old 97’s.
Y es que Old 97’s era, por aquel entonces, una popular banda de bar surgida en Dallas (Texas) en 1993, que había recorrido el país presentando su debut, “Hitchhike to Rhome” (1994) y un EP, “Store/Garage sale” (1995) compartido con Funland, un grupo del mismo sello al que pertenecían, Idol Records. En Chicago llamarían la atención de Bloodshot Records, donde publicarían su siguiente paso, “Wreck your life” (1995).

Tras dos prometedores álbumes en sellos independientes, la (en otros tiempos) prestigiosa Elektra Records les echó el guante, deseosos de que el mencionado country alternativo se transformase en el nuevo movimiento a seguir por los aficionados, y que los tejanos se convirtiesen en uno de sus estandartes.

Así, en enero de 1997, los componentes del grupo, Rhett Miller (vocalista, guitarra y principal compositor), Ken Bethea (guitarrista), Murry Hammond (bajo y voz) y Philip Peebles (batería), se encerraban en unos estudios a las afueras de Woodstock, excitados por el gran desafío al que se enfrentaban y por las elevadas expectativas de su nueva compañía. Si en un principio, se había considerado a los reputados T-Bone Burnett o Don Was (éste se echó atrás a última hora para colaborar con los Stones en el desangelado “Bridges to Babylon”) como posibles productores del álbum, el elegido finalmente fue Wally Gagel (Folk Implosion, Sebadoh…), que desde el primer momento vio clara la necesidad de capturar el sonido estridente y crudo de la banda en directo y trasladarlo con la mayor fidelidad posible al estudio. El álbum, una perfecta mezcla de country y rock, con retazos de punk y garaje, o como algún crítico definió acertadamente, como “la perfecta fusión entre la Carter Family y The Clash”, trataba la temática habitual de los grupos que se pasan media vida girando (soledad, relaciones problemáticas, mujeres fatales, bares, viajes, carreteras, etc). El álbum se iniciaba con la adrenalítica y explosiva “Time bomb”, toda una declaración de intenciones, seguida de la sarcástica “Barrier reef”, algo así como si “Rancid se pasasen al country”. Del mismo estilo es “W. Tx. Teardrops”, con un precioso banjo y la voz nasal de Murry Hammond. “Broadway” era un corte épico de tono melancólico que trataba la historia de un chico aterrado en medio de Manhattan, mientras que “Salome”, una oscura y hermosa composición de Rhett Miller, de carácter pop y con un estribillo pegadizo, contaba con la pedal-steel de Jon Rauhouse. “Melt show” recuperaba el ritmo rápido y furioso del comienzo, con unas guitarras abrasivas, en tanto que “Streets of where I’m from”, era un tema evocador y amargo, que reflexionaba sobre la edad.
A continuación, “Big Brown eyes”, una pieza de sabor country recuperada de su segundo trabajo “Wreck your life”, pero regrabada y mejorada para la ocasión, a la que sigue “Just like California”, una canción que rememoraba los mejores momentos del llamado nuevo rock americano de principios de los ochenta. El disco continuaba con la sutil e insinuante armonía de “Curtain calls”, la honky-tonk “Niteclub” y la rítmica “House that I used to be”, sobre relaciones que se tuercen. El álbum concluía con la rockera “Four leaf clover”, un tema de su debut regrabado también, con la participación de la vocalista de la banda angelina X, Exene Cervenka; un final enérgico para un álbum ciertamente memorable. Aunque está considerado por la mayoría de los fans como el trabajo más emblemático de toda su discografía y un pequeño clásico de la escena alt-country, obtuvo unas ventas más bien modestas, a pesar de captar a la banda en el punto más álgido de su carrera y contener una serie de hits incontestables, que les debería haber reportado mejores resultados. Desgraciadamente, unos años después se convertirían en uno de los grupos sacrificados por la discográfica, después de la fusión de Time Warner y American Online, y el fugaz movimiento que abanderaban, si bien nos dejó auténticas obras maestras, no llegó a captar la atención del gran público, salvo casos puntuales (Wilco o Ryan Adams). Pasado el fulgor del disco, Old 97’s han seguido editando discos de forma regular, entre los que destacan Fight songs (1999), Satellite rides (2001), Drag it up (2004), Blame it on the gravity (2008), Most Messed Up (2014), Graveyard whistling (2017) o los directos “The Grand Theatre, Volume One & Two” (2010, 2011). Incluso su líder, Rhett Miller inició una fructífera carrera en solitario que comprende álbumes como “The instigator” (2002), “The Believer” (2006) (quizás su mayor logro comercial), “Rhett Miller” (2009), “The dreamer” (2012), ‘The traveller’ (2015) o el más reciente ‘The messenger’ (2018).
Pero es en el 2012, coincidiendo con el decimoquinto aniversario de su mayor hito discográfico, cuando su agente de prensa les sugiere la celebración de la publicación de dicho álbum con una flamante reedición, para lo que contarán con la estimable colaboración de Tom DiSavia, de Elektra Records. El resultado es “Too far to care (15th Anniversary Edition”), un doble álbum remasterizado editado por Omnivore Recordings (también disponible en vinilo por separado), en cuyo primer cd se incluía el disco original al que se le agregaron cuatro temas adicionales de querencia country: “Northern line”, una versión del grupo Opal, que ya había aparecido en su EP “Nothing attract to you” (1997), “Beer cans”, un delicioso tema compuesto por Philip Edward Bennison, que trata sobre un loco hombre orquesta de Dallas, “No doubt about it”, una alegre canción de Stanley Johnson, y la joya del lote, “Holy cross”, uno de los mejores temas compuestos por Old 97’s, que, incomprensiblemente, quedó fuera del álbum. El segundo cd, titulado apropiadamente “They made a monster: The Too far to care demos”, y producido por Tom DiSavia y Cheryl Pawelski, estaba compuesto por maquetas en versiones acústicas, tanto de temas incluidos en el álbum oficial como por otros que se quedaron fuera. Esas tomas de sonido tan desnudo son reveladoras de la calidad intrínseca de las composiciones, con la voz fatigada de Rhett Miller y un tono decididamente más country que las versiones originales (“Broadway”, “Barrier reef”, “W. Tx. Teardrops” o “Niteclub”). 


Entre los temas inéditos destacaban “Daybed”, una triste historia sobre un hombre con tendencias autodestructivas, y de temática similar es “When I crash”, mientras que “Sound of running” contaba, a través de una melodía sencilla pero efectiva, una historia sobre trenes.
Aprovechando la reedición, los Old 97’s se embarcaron en una gira que les llevó a recorrer la geografía americana, dividiendo los conciertos en dos partes, la primera dedicada a tocar íntegramente “Too far to care”, y la segunda, haciendo un resumen de su carrera. En la actualidad, Old 97’s se mantienen en un cómodo segundo plano de la escena yanqui, al margen de modas, respaldados por un robusto repertorio que sigue conservando toda su frescura y una pequeña pero sólida base de fans.


Artículo escrito por LITTLE BASTARD

(video:WFUV Public Radio)

2 comentarios:

  1. Me gusta percibir la influencia de los Clash en otras bandas. Acá además hay otros sonidos que confluyen. Voy a buscar más de estos muchachos, no los conozco

    Abrazos!

    ResponderEliminar