10 de agosto de 2025

Relatos "La mesita de noche" (2025)

 


La mesita de noche


Daba la impresión, que la mesita de noche se movía casi imperceptiblemente. Quizás solo me daba cuenta yo, pero estoy casi seguro.


Llevaba ya tres días en cama, la fiebre iba y venía, sumiéndome en un estado de altibajos moralmente.


Podía oír a niños jugando en la calle, aún no se quienes son, pues solo hace dos semanas que nos hemos mudado a un nuevo barrio. Estamos en verano, por lo que las clases aún no han comenzado, y no conozco a nadie.


Correr por la casa descalzo y con las ventanas abiertas por la ola de calor que azota la zona, no ha sido buena idea, pero no pienso decirles a mis padres que tenían razón.


Yo no pedí vivir aquí, echo de menos a mis amigos, y ahora con esta fiebre tengo que estar encerrado en casa.


Otra vez, lo acabo de notar, la mesa de noche que está a mi lado se ha movido algo.


Mis padres cuando vienen a ver como estoy, o a traerme la comida, no me hacen caso, -es la fiebre hijo, verás como todo es cosa de tu estado-, tengo ocho años, pero no soy un bebé.


Por fin ya mi estado de salud está mucho mejor, han sido seis días muy aburridos, por suerte me han regalado cómics, así que la cosa ha tenido su recompensa. Estoy deseando salir ya de casa y hacer amigos nuevos. Mamá me dice que ya mañana me dejará salir un rato a la calle.


Me acostaré temprano, y así el día llegará enseguida.


Bajo a cenar ya con mis padres, tenemos un comedor muy bonito, y aunque ellos lo nieguen, las verduras que sirven para cenar casi todas las noches lo hacen por mí, se que a ellos tanto verde tampoco les hace gracia.


Me lavo los dientes y les doy las buenas noches. Me acurruco en la cama y me tapo, que ganas ya de que salga el sol.


Mierda, lo he vuelto a oír, enciendo la luz y miro a la derecha para ver la mesita, -¡no está!-, giro la cabeza hacia el otro lado, y la encuentro. Como es posible que se moviera tanto.


Me escondo bajo la manta, mientra intento calmarme, oigo algo diferente, como un sonido de madera golpeando. Bajo la manta despacio y mis ojos abiertos como platos miran esperando encontrar algo aterrador. Veo que uno de los dos cajones de la mesita está un poco abierto, y una luz tenue sobresale de ella iluminando el techo.


Al contrario de lo que pienso, no me transmite miedo, si no curiosidad. Me siento en la cama y con mucho cuidado abro el cajón, no me creo lo que veo. La luz corresponde a una pequeña ciudad en miniatura, es el Sol, me quedo mirando cuando algo tira de mí y sin darme cuenta me encuentro en sus calles, oigo ese ruido de madera de nuevo, miro hacia arriba, pero ya no veo el cajón.


-¿Dónde estoy?-, solo me salen esas palabras de mi boca. Empiezo a caminar, y un cartel que veía a lo lejos, cada vez está más cerca, ahora distingo lo que pone, y sin que me pueda ya remediarlo, me da la bienvenida.


“Está usted entrando en Sueñalandia”……...y otro subtítulo de bajo me anuncia la próxima salida “Está usted a un paso de la recuperación total”.


-Buenos días cariño, por fin se te ha ido la fiebre, nos tenías muy preocupados-


Fin

1 comentario:

  1. Jajajaja qué buena la temática del relato y su final, totalmente inesperado, me he reído!!

    ResponderEliminar