2 de abril de 2019

Sonidos de ébano: THE MIGHTY HANNIBAL: El fakir del soul

Hace unos días me enteré por casualidad de una triste noticia: El huracán Sandy, a su paso por New York, había inundado y destrozado el almacén donde el sello Norton Records guardaba todo su valioso material: Discos, cd’s. fanzines, posters, libros, etc. Todo el trabajo realizado por esta entrañable discográfica, que dirigen de modo familiar Billy Miller y Miriam Linna, se fue al traste en cuestión de horas. Al hilo de ese desgraciado hecho, me acordé del único disco que poseo de ellos; ni más ni menos que “Hannibalism!”, un fantástico recopilatorio que agrupa los temas más destacados de un fabuloso cantante de soul que hubiese merecido mejor suerte: The Mighty Hannibal.
James Timothy Shaw nace en Atlanta (Georgia) en 1939, donde comienza a cantar doo-woop desde su más tierna adolescencia. En 1954 se une al grupo “The Overalls”, en el que, curiosamente, coincidirá con Edward Patten y Merald “Bubba” Knight, dos futuros “Pips” de Gladys Knight.
En 1957 se traslada a L.A. donde, bajo el nombre de Jimmy Shaw, graba un single, “Big chief hug-um an’ kiss-um”, al que seguirán otros lanzamientos como “The biggest cry” o “I need a woman (cause I’m a man)”. Posteriormente trabajará como vocalista para Johnny Otis, al tiempo que, durante esos años y en siguiente década conocerá y se hará amigo de mitos como Sam Cooke (a quien le hará la segunda voz en el clásico “Bring it home to me”), Little Richard, Esquerita, Ray Charles, James Carr, Joe Tex, Jimi Hendrix, Marvin Gaye o el dúo de adorables crápulas, Johnny “Guitar” Watson y Larry Williams (con los que se correrá legendarias juergas donde fluirá la cocaína a espuertas).
En 1959, adopta el apodo de Hannibal porque, según el propio artista, había demasiados Jimmys (Reed, McCracklin…) en el negocio, publicando unos cuantos singles en el sello Pan-World, y en 1962, ficha por King Records (sello en el que conocería a James Brown o Hank Ballard), donde lanza cuatro sencillos, entre ellos “Baby, please change your mind”.

Entre 1962 y 1965, trabaja como proxeneta en L.A., oficio nada extraño entre músicos negros de la época como el propio Johnny “Guitar” Watson, Johnny Taylor o incluso, el marido de Billie Holliday, y donde cultivará su leyenda de tipo impredecible y peligroso, capaz de desenfundar su pistola por menos de nada. Después de esta sórdida y arriesgada aventura, vuelve a su Atlanta natal donde edita su primer single con el sello Shurfine, “Jerkin’ the dog”, de moderado éxito (y que incluso conocerá un baile de moda). Es en esa época cuando decide incorporar a su look el característico turbante, para resaltar su lado afro (según sus palabras) y, para variar, una nueva denominación, The Mighty Hannibal. Para promocionar dicho single no se le ocurre una idea más descabellada que robar un elefante de un circo y recorrer varias calles de New York hasta que es finalmente arrestado.
Ese año adopta una clara postura social influido por la guerra del Vietnam, y fruto de ello, compone uno de sus temas más populares, “Hymn nº5” (incluido en su disco “Visionary” de 1966), donde refleja el traumático regreso a casa de los soldados, totalmente enganchados a la droga. Paradójicamente, ese éxito se tradujo en una alarmante adicción a la heroína y en una condena de 18 meses en la cárcel por impago de impuestos. Es su terrible problema con las drogas duras (incluso su imagen será utilizada en campañas anti-droga de la época) y su oscuro paso por el mundo de la prostitución (y el correspondiente boicoteo de la industria discográfica) lo que probablemente influyó en que su carrera careciese de continuidad y que fuese progresivamente viéndose arrinconado en sellos menores que le restaron impacto a sus excitantes singles.
Cumplida la condena y limpio de drogas, reinicia su carrera musical a principios de los setenta, escorándose hacia el góspel y bajo un nuevo nombre, King Hannibal, editando un álbum “Truth” (1973) auspiciado por el sello Aware Records y una serie de singles, entre ellos, la emocionante “I’m coming home”, otro tema que trata sobre la guerra de Vietnam y el clásico “The truth shall make you free”, otra canción anti-drogas que habla sobre la supervivencia y, probablemente, su mayor impacto en las listas.
Con el transcurso de la década su estrella se va apagando y se busca la vida ejerciendo otras profesiones: como extra cinematográfico (estuvo casado con Carol Speed, protagonista de “Blacula”), como productor para el sello Venture Records e incluso trabajando en el periódico Atlanta Voice. Sus últimos pasos, a finales de los setenta, lo sitúan como vocalista en los Países Bajos y, a partir de ahí, entrará en un progresivo anonimato que finalizará con el cambio de siglo.
En 1998, su clásico rompe-pistas, “Get in the Groove”, es incluido en la BSO de la película de culto “Velvet Goldmine”, a lo que hay que sumar la grabación de un nuevo disco, “Who told you that”. Pero el hecho más importante sucede tres años más tarde, en el 2001, cuando Norton Records publica un valioso recopilatorio de su intermitente carrera, “Hannibalism!”, que recoge temas del periodo 1958-1973 y que supone un perfecto recorrido a 25 años de carrera, lo que proporciona a Hannibal una nueva resurrección profesional y su descubrimiento por una nueva audiencia.
Así, en una primera etapa, que abarcaría de finales de los cincuenta hasta finales de los sesenta, podemos apreciar a un vocalista interpretando soul/r&b claramente influenciado por James Brown (“Jerkin’ the dog”, “Fishing pole”, “Shame, shame”, “Trying to make it through”, “Get back”, “The right to love you”…) que progresivamente va mutando, a principios de los setenta, hacia un soul-funk-gospel, con una mayor variedad de matices y con connotaciones sociales y políticas (“Good time”, “Get in the Groove”, “Somebody in the world for you”, “We’re gonna make it”…). Desde la publicación de dicho álbum, las últimas noticias aparecidas sobre el soulman de voz suave hablan de una salud frágil (pérdida de la visión de un ojo por un glaucoma, sordera, problemas de cadera…), producto de la edad y, sobre todo, de la mala vida, de ocasionales conciertos con los Black Lips como banda de apoyo, de un documental sobre su vida, “Showtime!” (2009) y una participación en el álbum conjunto entre Leon Rusell y Elton John, “The Union” (2010).
Evidentemente, a estas alturas de la película no podemos pedirle que nos sorprenda con un gran disco ni esperar a que un prestigioso productor de turno (Rick Rubin, Joe Henry, T-Bone Burnett o similar) le rescate y le confeccione un álbum a su medida. Simplemente nos conformaremos con disfrutar del exquisito y escaso material que nos ha legado, fiel reflejo de su azarosa y turbulenta vida.

Texto escrito por :LITTLE BASTARD

(fotos:Alchetron/Spin. videos: groovetown1503/Pete Griffin)

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