Hace
unos días me enteré por casualidad de una triste noticia: El
huracán Sandy, a su paso por New York, había inundado y destrozado
el almacén donde el sello Norton Records guardaba todo su valioso
material: Discos, cd’s. fanzines, posters, libros, etc. Todo el
trabajo realizado por esta entrañable discográfica, que dirigen de
modo familiar Billy Miller y Miriam Linna, se fue al traste en
cuestión de horas. Al hilo de ese desgraciado hecho, me acordé del
único disco que poseo de ellos; ni más ni menos que “Hannibalism!”,
un fantástico recopilatorio que agrupa los temas más destacados de
un fabuloso cantante de soul que hubiese merecido mejor suerte: The
Mighty Hannibal.
James
Timothy Shaw nace en Atlanta (Georgia) en 1939, donde comienza a
cantar doo-woop desde su más tierna adolescencia. En 1954 se une al
grupo “The Overalls”, en el que, curiosamente, coincidirá con
Edward Patten y Merald “Bubba” Knight, dos futuros “Pips” de
Gladys Knight.
En
1957 se traslada a L.A. donde, bajo el nombre de Jimmy Shaw, graba un
single, “Big chief hug-um an’ kiss-um”, al que seguirán otros
lanzamientos como “The biggest cry” o “I need a woman (cause
I’m a man)”. Posteriormente trabajará como vocalista para Johnny
Otis, al tiempo que, durante esos años y en siguiente década
conocerá y se hará amigo de mitos como Sam Cooke (a quien le hará
la segunda voz en el clásico “Bring it home to me”), Little
Richard, Esquerita, Ray Charles, James Carr, Joe Tex, Jimi Hendrix,
Marvin Gaye o el dúo de adorables crápulas, Johnny “Guitar”
Watson y Larry Williams (con los que se correrá legendarias juergas
donde fluirá la cocaína a espuertas).
En
1959, adopta el apodo de Hannibal porque, según el propio artista,
había demasiados Jimmys (Reed, McCracklin…) en el negocio,
publicando unos cuantos singles en el sello Pan-World, y en 1962,
ficha por King Records (sello en el que conocería a James Brown o
Hank Ballard), donde lanza cuatro sencillos, entre ellos “Baby,
please change your mind”.
Entre
1962 y 1965, trabaja como proxeneta en L.A., oficio nada extraño
entre músicos negros de la época como el propio Johnny “Guitar”
Watson, Johnny Taylor o incluso, el marido de Billie Holliday, y
donde cultivará su leyenda de tipo impredecible y peligroso, capaz
de desenfundar su pistola por menos de nada. Después
de esta sórdida y arriesgada aventura, vuelve a su Atlanta natal
donde edita su primer single con el sello Shurfine, “Jerkin’ the
dog”, de moderado éxito (y que incluso conocerá un baile de
moda). Es en esa época cuando decide incorporar a su look el
característico turbante, para resaltar su lado afro (según sus
palabras) y, para variar, una nueva denominación, The Mighty
Hannibal. Para promocionar dicho single no se le ocurre una idea más
descabellada que robar un elefante de un circo y recorrer varias
calles de New York hasta que es finalmente arrestado.
Ese
año adopta una clara postura social influido por la guerra del
Vietnam, y fruto de ello, compone uno de sus temas más populares,
“Hymn nº5” (incluido en su disco “Visionary” de 1966), donde
refleja el traumático regreso a casa de los soldados, totalmente
enganchados a la droga. Paradójicamente, ese éxito se tradujo en
una alarmante adicción a la heroína y en una condena de 18 meses
en la cárcel por impago de impuestos. Es su terrible problema con
las drogas duras (incluso su imagen será utilizada en campañas
anti-droga de la época) y su oscuro paso por el mundo de la
prostitución (y el correspondiente boicoteo de la industria
discográfica) lo que probablemente influyó en que su carrera
careciese de continuidad y que fuese progresivamente viéndose
arrinconado en sellos menores que le restaron impacto a sus
excitantes singles.
Cumplida
la condena y limpio de drogas, reinicia su carrera musical a
principios de los setenta, escorándose hacia el góspel y bajo un
nuevo nombre, King Hannibal, editando un álbum “Truth” (1973)
auspiciado por el sello Aware Records y una serie de singles, entre
ellos, la emocionante “I’m coming home”, otro tema que trata
sobre la guerra de Vietnam y el clásico “The truth shall make you
free”, otra canción anti-drogas que habla sobre la supervivencia
y, probablemente, su mayor impacto en las listas.
Con
el transcurso de la década su estrella se va apagando y se busca la
vida ejerciendo otras profesiones: como extra cinematográfico
(estuvo casado con Carol Speed, protagonista de “Blacula”), como
productor para el sello Venture Records e incluso trabajando en el
periódico Atlanta Voice. Sus últimos pasos, a finales de los
setenta, lo sitúan como vocalista en los Países Bajos y, a partir
de ahí, entrará en un progresivo anonimato que finalizará con el
cambio de siglo.
En
1998, su clásico rompe-pistas, “Get in the Groove”, es incluido
en la BSO de la película de culto “Velvet Goldmine”, a lo que
hay que sumar la grabación de un nuevo disco, “Who told you that”.
Pero el hecho más importante sucede tres años más tarde, en el
2001, cuando Norton Records publica un valioso recopilatorio de su
intermitente carrera, “Hannibalism!”, que recoge temas del
periodo 1958-1973 y que supone un perfecto recorrido a 25 años de
carrera, lo que proporciona a Hannibal una nueva resurrección
profesional y su descubrimiento por una nueva audiencia.
Así,
en una primera etapa, que abarcaría de finales de los cincuenta
hasta finales de los sesenta, podemos apreciar a un vocalista
interpretando soul/r&b claramente influenciado por James Brown
(“Jerkin’ the dog”, “Fishing pole”, “Shame, shame”,
“Trying to make it through”, “Get back”, “The right to love
you”…) que progresivamente va mutando, a principios de los
setenta, hacia un soul-funk-gospel, con una mayor variedad de matices
y con connotaciones sociales y políticas (“Good time”, “Get in
the Groove”, “Somebody in the world for you”, “We’re gonna
make it”…). Desde
la publicación de dicho álbum, las últimas noticias aparecidas
sobre el soulman de voz suave hablan de una salud frágil (pérdida
de la visión de un ojo por un glaucoma, sordera, problemas de
cadera…), producto de la edad y, sobre todo, de la mala vida, de
ocasionales conciertos con los Black Lips como banda de apoyo, de un
documental sobre su vida, “Showtime!” (2009) y una participación
en el álbum conjunto entre Leon Rusell y Elton John, “The Union”
(2010).
Evidentemente,
a estas alturas de la película no podemos pedirle que nos sorprenda
con un gran disco ni esperar a que un prestigioso productor de turno
(Rick Rubin, Joe Henry, T-Bone Burnett o similar) le rescate y le
confeccione un álbum a su medida. Simplemente nos conformaremos con
disfrutar del exquisito y escaso material que nos ha legado, fiel
reflejo de su azarosa y turbulenta vida.
Texto escrito por :LITTLE BASTARD
(fotos:Alchetron/Spin. videos: groovetown1503/Pete Griffin)
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