Relato desde convocatoria "juevera" :SÍ QUIERO

Convocatoria de María José Moreno desde su blog Lugar de encuentro .El tema de esta semana "La escalera"

                                                          "Sí, quiero"

Tenía contado sin temor a equivocarme el largo de la escalera que se mostraba majestuosa nada más abrir la puerta de la entrada principal de casa. Eran exactamente veintisiete escalones los que daban forma a una de las joyas de la noble y antigua mansión. Junto a los pasos, la cuidada madera de roble que hacía de pasamano serpenteaba en una ligera curva de izquierda a derecha. Entrelazados una enredadera de balastros de metal dibujaban el diseño, conformando la espectacular visión que uno podía ver en el hall desde el salón y la entrada. Los peldaños de mármol portoro, con ese negro brillante, relucían como agua cristalina, donde uno podía verse su propio rostro. Paso a paso voy descendiendo por ella, mientras mis pies uno tras otro me acercan cada vez más al final del camino. Bajo la palma de mi mano derecha mientras se desliza suavemente voy notando el cálido tacto de la madera envejecida con los años, pero la cual sigue siendo robusta y firme como el primer día. Una vez bajo el último peldaño, mis ojos se clavan en Margaret, seguía allí tendida, embutida en aquel bonito vestido. Sus ojos azules aún abiertos parecían no querer dejar de mirar, como reteniendo el último soplo de vida al que se aferraba., ya inútil. Recuerdo el día de nuestra boda, el anuncio del enlace en el periódico local, la fastuosa ceremonia y la celebración donde me presentó en sociedad. Buenos tiempos que ahora parecen tan lejanos. Pasé del anonimato de un tipo corriente a codearme en las altas esferas. Una vida que se me escurría entre los dedos por un pequeño desliz, un estilo de vida demasiado fabuloso para perderlo después del divorcio. Hoy es martes y el servicio tiene el día libre, repaso cada instante de lo que acaba de ocurrir, nada puede quedar al azahar antes de llamar a la policía. En alguna parte de mi corazón la amaba, pero más apego sentía hacia lo que esa vida de pareja me había ofrecido. Me dirijo hacia la mesita del hall, descuelgo el teléfono, miro una última vez a mi alrededor para asegurarme, y mis firmes dedos tras un instante de nervios van marcando mi futuro de libertad y bonanza.