En la ventana de enfrente del Motel a tres pisos de altura se reflejaba el nombre “The Paradise”. Sobre la cama de ruidosos muelles un periódico de ayer reza con el titular de una nueva víctima matada a cuchillazos. Tumbado ya estaba preparado para que el veneno del placer se introdujera por su torrente sanguíneo, cayendo en el país de las maravillas. Se adentra más y más en el, un estallido de luz explosiona sobre su cabeza, al llegar al otro lado un sin fin de caminos le ofrecen diferentes opciones. Toma la de la izquierda en cuya entrada se lee “Placer sin freno”.
Sus pies apenas tocaban el suelo, su cuerpo era llevado por miles de pequeñas hadas, cuyas alas diminutas hacían entre todas un ligero ruido. Dentro de aquel camino escogido al azar, un mundo de mujeres se les insinuaba primero de manera comedida, para luego hacerlo de una forma más directa. Cada una de ellas era más hermosa que la anterior, cabellos rubios, morenos o pelirrojos, un oasis de pasión esperando ser profanado para el deleite de quién se atreviera a probar la fruta envenenada. Su corazón bombeaba más fuerte a cada instante, su libido se disparaba hacia cotas inimaginables.
Asediado por el deseo más primitivo y salvaje, desata sobre la elegida toda su fuerza, ira y visceralidad que su escuálido cuerpo poseía. Agotado y una vez saciado su ansia, las hadas le llevan de camino de vuelta, no tan placentero como el de ida, pero irremediablemente necesario. Todas a la vez le sueltan, cayendo como una pluma sobre aquel colchón con algún muelle suelto. Los primeros rayos de sol que se escurren de la mañana inciden sobre su rostro. Con la boca seca y despacio vuelve a la realidad de aquel cuarto diminuto y con olor a vómito. En su camisa unas gotas de sangre, al mirarse sus botines unas pocas más, al girar la cabeza hacia la puerta unas huellas de sangre venían en su dirección. Mientras en su brazo aún seguía clavado el viaje de la noche anterior.
Muy bien Víctor, ese viaje sin duda ha sido todo un laberinto de experiencias que no han sido tan agradables como su viaje la realidad marca otra cosas , esas huellas y esa sangre delatan algo más profundo .
ResponderEliminarMe gusto tu relato . Un abrazo y muy feliz noche.
Las "hadas" lo han llevado a un viaje de placer donde su corazón cada vez bombeaba mas, y lo trajeron a un despertar irremediablemente impactante al reflejar sus pies en esas huellas de sangre.
ResponderEliminar¡Que laberinto deviene!
Un relato inquietante.
Un abrazo :)
Esos viajes por los otros sentidos, qué bueno. Esas hadas transportistas, dejando que el camino sea la realidad oscura que despierto no sabría conocer. Mucho peligro tiene esa aguja clavada.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Un abrazo, y feliz día
Ese sí que es un laberinto oscuro y tenebroso, pura mentira pero con consecuencias terribles y no solo para uno, sino para los que bordean sus senderos. Esas hadas oscuras, esos demonios despiertos, esa realidad loca...
ResponderEliminarTremendo relato a pesar de su poesía. Solo un apunte. Donde has puesto "azahar", me temo que es "azar".
Millones de gracias por sumarte a mi convocatoria y dejarnos compartir la magia, oscura hoy, de tus letras.
Un beso.
Un viaje llevado por las hadas con un sin fin de caminos y diferentes opciones, me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarBesos
Sin duda un laberinto sin apenas escapatoria.
ResponderEliminarAunque cada noche lo intente.
Muy bien traído.
Un placer leerte
Hay laberintos que sólo conducen a la propia perdición, aunque muestren hadas de dudosa bendición en su camino. Buen relato. Un abrazo
ResponderEliminarSospecho que las hadas eran reales, aunque no necesariamente como en ese viaje, que también propiciaron.
ResponderEliminarQue usaron su influencia sobre los destinos humanos, para concederle deseos, en forma tan retorcida para llevarlo a la perdición. Como de las bellas mujeres, con las que se encontró.
Muy logrado relato.
Saludos.
Un laberinto de placer rapido pero por el que el precio a pagar es muy caro. Excelente relato que se adentra en los efectos de un viaje con heroina,muy bien descrito. Besos.
ResponderEliminarindependientemente de la idoneidad del medio de transporte, y de lo que venia de hacer antes de ir al pais de las maravillas, me ha encantado la descripcion de la habitacion antes de aslir, y del ambiente despues de volver. parece una foto sin apenas haberlo detallado
ResponderEliminarhe disfrutado
saludos y gracias
Un laberinto extremo y sin escapatoria, lo intuyo cíclico
ResponderEliminarAbrazo
Sin ninguna duda... este sí que es un laberinto de los que es terriblemente complicado escapar...
ResponderEliminarSon sendas que si las comienzas son difíciles de abandonar...como me temo le pasa al protagonista...
Muy interesante tu aportación.
Con tu permiso me quedo por tu casa.
Un saludo
Tenebroso laverinto que conduce a un ser oscuro y malvado a un lugar de crimen y terror que a él le produce placer. Muy bien narrado tu escalofriante relato.
ResponderEliminarUn abrazo
Mejor contestar a todos de forma general jeje. Gracias por vuestras palabras. Aclaro algunos puntos, la hadas son el instinto del mal, lo que lo lleva a hacer esas cosas tan terribles. Naturalmente el vehículo es su dependencia no ya de la droga, como del hecho de ser un ser atormentado por sus propios demonios.
ResponderEliminarUn saludo a todos.