6 de octubre de 2020

LOS FORASTEROS (1952)

 

A lo largo de su trayectoria, Randolph Scott se fue labrando su imagen de pistolero solitario y taciturno en las películas del Oeste en una serie numerosísima de títulos, algunas producidas entre él mismo y Harry Joe Brown, creando la productora independiente Ranown Pictures, que lo convirtieron en uno de los rostros más conocidos del género. Sin lugar a dudas las mejores y más conocidas son las que interpretó a las órdenes del gran Budd Boetticher, así como alguna otra con el sólido André de Toth pero entre tanta cinta siempre hay alguna de menor categoría pero que puede ayudar a pasar un buen rato para los que gustan de las películas de este tipo. Una de estas películas menores es esta Los Forasteros, escrita y dirigida por Roy Huggins, autor posteriormente de series televisivas tan conocidas como Maverick o El Fugitivo. Huggins no tiene la pericia tras la cámara de los directores antes mencionados pero tampoco resulta su trabajo desdeñable en absoluto

La película es fiel a los postulados Ranown, historia sencilla que servirá para apuntalar la imagen cinematográfica de Scott, aquí un oficial rebelde metido en problemas con un grupo de sus hombres al no haberse enterado a tiempo que la guerra ha terminado antes de protagonizar una matanza de soldados yankees para robarles un cargamento de oro para la Confederación, lo que directamente los convertirá a ojos de todos en un puñado de forajidos sin piedad. Si algo destaca en esta película es la violencia, hay numerosos tiroteos y muertes y un uso, quizás algo tímido, de la sangre como atrezzo, pero que en otros títulos no se suele ver. La primera media hora es muy buena, de narración veloz, buen ritmo y buenas escenas de acción con tiroteos, asaltos, huidas en exteriores naturales, que siempre se agradecen. El fragmento intermedio, cuando se refugian en una estación de diligencias presenta las típicas escenas y conflictos de intereses que crisparán el ambiente mientras se aguanta un duro asedio.


Y es aquí donde la película flojea algo, pues las situaciones son atractivas, pero creo que están resueltas de manera precipitada, además el autor prefiere centrarse en la línea argumental básica y en mi opinión la película hubiera ganado mucho si se hubiera centrado más en el subtexto, aprovechando el contexto donde sucede la historia, la Guerra de Secesión, con esa rivalidad entre norte y sur, la existencia de personajes rotos por la contienda, las razones de unos y otros, los reproches, etc...eso está aquí, pero muy ligeramente en mi opinión. Para la resolución de la trama el nivel vuelve a subir merced a un tiroteo en medio de una tormenta. En el reparto destaca un joven Lee Marvin en un típico papel de los suyos de tipo crispado de gatillo fácil y la dulce Donna Reed, papel femenino que hará de palanca para la posible redención del villano que no lo es en tanto en realidad. En definitiva estamos ante un título que no llega a la altura de esas maravillas precisas y equilibradas que encontramos en la filmografía de ese maestro del “underplaying” que es Randolph Scott, pero que merece un visionado por pertenecer a ese grupo de películas pequeñas, cortas, entretenidas, ideales para ver de vez en cuando para no quemar las de siempre y darles un respiro, una buena telonera si se me permite el símil musical.


Artículo escrito por Cris, al Oeste del Pecos

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