10 de diciembre de 2018

ALICE COOPER: dos caras de una misma moneda

Tras una década como fue los 90, donde Alicia casi pasó de puntillas,(dos discos únicamente, pero para nada obras olvidables), se planteó como encarar el nuevo milenio. Así llegaba "Brutal planet"en el año 2000, seis años después desde su anterior trabajo. Alice revistió su sonido de una muralla sónica, abrazando abiertamente la música industrial. Un álbum oscuro, donde la temática giraba entorno a la guerra o la violencia de carácter doméstico. La guitarras sonaban pesadas, como tocando dentro de alcantarillas, con una sección rítmica contundente. Aquí no hay espacio para alegrías, todo suena a desesperación y opresión. 
Sin duda el disco resultó una sorpresa para todo el mundo, Alice puso mucho en el, se notaba que lo había realizado con toda su alma. Pero ese sonido no llegó a calar en sus seguidores. El álbum contenía algunos temas aprovechables, "Wicked young man", "Pick up the bones" o "Gimme", aún así el disco era aburrido. Donde el caminar de los minutos se hacía una dura tarea. Eso no funcionó, y su siguiente paso tendría que ser otro.
Tras la gira, solo un año y poco después regresaba con "Dragontown"(2001), muy poco espacio entre los dos, algo muy raro en esos tiempos. Alice tenía que recuperar su sonido tan característico, aquí lo buscó como el vaquero en aquel lejano oeste, rebuscando entre riachuelos para dar con alguna pepita de oro. Eso fue lo que nos ofreció con este álbum, un híbrido ente su pasado más glorioso, y lo que nos había entregado en su obra anterior. El resultado es mucho más satisfactorio, aunque sin llegar a ser del todo convincente. Temas de corte industrial, se daban la mano con otras piezas más reconocibles en su trayectoria, destacando cortes como "Triggerman", "Sex death and money", "Fantasy man" o "Disgraceland", recuperando un poco ese humor perdido. Al final el resultado mejor acogido en general, fue otra vez una pequeña decepción en su conjunto. Este doble trabajo se complementan en su etapa, son como uña y carne, creados casi al mismo tiempo. Unos años de búsqueda, que por fortuna ya quedaron en su pasado. Un paso en falso al que nuestro artista a sabido sobreponerse, Parecía que Alice volvía a perder el rumbo, se iniciaba una nueva década, y la entrada no era como el había esperado. Por suerte olvidó toda esa etapa, y a partir de aquí una nueva edad de oro se abriría a su paso, con excelentes discos. También hay que reconocerle que un tipo que no tiene nada que demostrar, quisiera explorar otros territorios. Eso es de agradecer, a pesar de no ser de lo mejor de su carrera, nos dejó algunos temas para disfrutar.

 

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