SUPLEMENTO DOMINICAL: ALBERT PYUN

Quizás sea conocido solo por un reducido núcleo de seguidores de la serie b de los 80 y los 90. Tal vez sea más popular de lo que creo, pero lo que está claro es que dentro del cine underground y artesanal, Albert Pyun es un peso pesado. Este hombre nacido en Hawaii el 19 de mayo de 1953 tiene una carrera llena de títulos de lo más variado. Tocando palos como la espada y brujería, ciencia ficción, drama adolescente y el thriller. Todo ello muchas veces mezclado haciendo de su cine algo muy particular, creando toda una seña de identidad propia. Pyun estuvo a las órdenes de Kurosawa para la realización de Derse Uzala (1975) como asistente. Su primer film como director fue la fabulosa Cromwell, el rey de los bárbaros (1982), una historia de fantasía. Un poco al estilo de Conan el bárbaro (1982) estrenada solamente un mes antes que la de Pyun. Con todo esta cinta de Albert Pyun fue un rotundo éxito, con más de 36 millones de dólares de recaudación (habiendo costado solo 4 millones su producción). Sigue siendo la que más dinero ha hecho en su carrera. 

Su cine está lleno de personajes duros, que han sido interpretados por actores como Jean-Claude Van Damme, Jackie Earle Haley, Andrew Clace Day, Rutger Hauer o Michael Paré. Su buena mano y el estar siempre al tanto de lo que se cuece y las modas cinematográficas del momento han hecho que se adapte a todo como un guante. Pero siempre con su propia visión y ojo crítico. Contar con poco presupuesto ha sido siempre su talón de aquiles, pero también eso le ha proporcionado sacar de ello su fuerza y  su talento para conseguir en muchos casos los mejores resultados posibles. Ahí tenemos títulos como Sueños radioactivos (1985), Viaje al centro de la Tierra (1988), Alien from L.A. (1988), Cyborg (1989), Dollman (1991) o Nemesis (1992), donde la ciencia ficción se emplea como recurso narrativo. Y en algunos casos con la comedia como cómplice. Lo que le da un toque que se abre a más público. 

Alien from L.A.

Tampoco dejó pasar la oportunidad de hace su película de instituto, tan en boga durante mitad de los años 80. De ahí salió su film Los Centinelas (1986), una de sus joyas y mejor valoradas. Con una de sus musas como fue la actriz Carey Lowell, que empezó a aparecer en algunas otras de sus producciones. Y una de las caras reconocibles en esa década en muchos films. Albert Pyun tiene en su haber también ser el primero que llevó al Capitán América a la gran pantalla en 1990. Que por desgracia aunque pueda tener cierto encanto para alguna gente, no podemos decir que sea de los mejor que nos ha dejado su filmografía. El bajo presupuesto se nota aquí mucho y para mal. Con la llegada de la década de los 90 la realidad virtual se habría paso en las nuevas tecnologías, y el no perdió la oportunidad de hacer su película con esa temática. El resultado se llamó Arcatrón (1993), un film resultón y bastante entretenido. Siempre dentro de la modestia de sus presupuestos tan modestos. Probablemente una de sus películas más conocidas a nivel popular sea el thriller de asesinos en serie llamada Postmortem (1998) con Charlie Sheen en sus horas de baja popularidad unos pocos años antes de dar el campanazo con su serie Dos hombres y medio (2003-2015). Su carrera seguía avanzando aunque cada vez con menos títulos interesantes y de menos repercusión entre sus seguidores.

Por desgracia desde hace unos años Albert Pyun sufre de esclerosis múltiple, aunque no le ha impedido rodar alguna película más. Quién se acerque a su cine tiene que tener claro que estamos ante un artesano que trabaja con los pocos medios que suele tener a su disposición, sabiendo sacar muchas veces muy buenos resultados. Uno de esos directores que tiene un gran carisma, tirón entre los seguidores del género de la ciencia ficción y el fantástico. Donde sus cine desprende en sus mejores momentos una gran sensación de libertad creativa.