Relato corto: DE HUESOS Y POLVO

Hacía mucho tiempo que no compartía algunos de mis relatos por aquí. Suelo escribir algo de vez en cuando. Aquí el último que he escrito.

        

De Huesos y polvo

"Bajo la espesa capa de mugre una lánguida mano asomaba asustada, el tiempo había corrido por ella al trote de una carrera de caballos. Tras ella el resto del cuerpo empezaba a agitarse buscando la activación de cada músculo atrofiado por el sedentarismo. Al cabo de un rato sintió como todo su ser estaba preparado para incorporarse, solo faltaba despegar la espalda de aquella vieja pero aún cómoda colcha de raso roja. La tapa estaba prácticamente destruida, tal vez roída por pequeños insectos cuyo único pasatiempo era roer cualquier trozo arrancado de los árboles. Apoyando cada mano en el lateral de la caja, un crujido agudo y persistente retumbó en aquella fría estancia. Al final mientras sus piernas seguían estiradas y rectas, pudo ver que le rodeaba. Giró la cabeza a ambos lados en un intento de reconocer aquel lugar. Tras el paso de unos instantes comprobó que nada le era familiar. Frente suyo atisbó a varias personas que le miraban perplejos y con los ojos abiertos como platos. Veía como hablaban entre ellos, aunque ningún sonido llegaba a sus viejos oídos. En pocos segundos un hombre vestido de uniforme se plantó junto a las demás personas, de un lado de su cintura colgaba una porra la cual cogió lentamente y lo señaló. Se acercó hasta donde pudo y suavemente dio unos golpecitos a una gran cristalera que separaba a ambos. Impertérrito aquel ser que seguía aún solo erguido de cintura para arriba no reaccionaba. Frente a la cristalera por la parte de afuera un pequeño atril de madera asomaba como a un metro del suelo. El vigilante lo tomo en su mano y le dio la vuelta para que pudiera verlo la otra persona. “Conde Drácula: descubierto en 1905 a orillas del río Danubio”. Museo de historia de Nueva York”."