24 de diciembre de 2019

KRISTIAN HOFFMAN "&" (2002)

                                         El artista polifacético                               
¿Nunca habéis sentido la necesidad de compraros un disco, atraídos por su sugestiva portada? A mí me ha sucedido en múltiples ocasiones, si bien no es este el caso que nos ocupa. En realidad, me sentí inducido a llevarme el álbum de este desconocido músico por la apabullante lista de invitados que albergaba; y por qué no decirlo, por el precio miserable que me costó. Pensé que alguien que conseguía reunir a músicos de tanto prestigio debía valer necesariamente la pena, y que en caso contrario, y por lo que me había valido el cd, serviría de bonito posavasos. Y, ciertamente, mi intuición no me falló esta vez y me encontré con un impactante disco de pop pluscuamperfecto que estoy seguro de que a cualquiera que tuviese la oportunidad de escucharlo le fascinaría.
¿Y quién es este tipo en cuestión? Pues Kristian Hoffman, un reputado vocalista y compositor angelino de sesenta y tantos años, curtido en mil batallas, y que comenzó en el mundo de la música como teclista de la banda de culto The Mumps, a mediados de los setenta, dentro de la escena punk del CBGB, aunque también ha pertenecido a otras bandas minoritarias como Bleaker St. Incident, The Swinging Madisons, The Velvet Hammer Burlesque o los Congo Norvell del ex Nick Cave, Kid Congo Powers.

También ha trabajado como director musical para el extravagante (y fallecido en los ochenta) intérprete alemán Klaus Nomi (para quien compuso el célebre “Total Eclipse” además de otros temas como “Nomi song”, “After the fall” o “Simple man”), Ann Magnuson o Rufus Wainright y ha colaborado y/o actuado con gente tan diversa como El Vez, Dave Davies (Kinks), Abby Travis, Lydia Lunch, Andrew Sandoval, Poison Ivy o Deborah Harry, entre otros.
Por si fuera poco, también se ha ganado la vida como actor, ilustrador y diseñador gráfico, realizando portadas para libros (Lydia Lunch o Iris Berry) y discos (The Voltaires, Andrew Sandoval o la legendaria banda punk angelina X, por ejemplo), aunque su creación más conocida sea el artwork interior de la edición original del primer álbum de los New York Dolls (“Bendover girl”), reproducido posteriormente en miles de camisetas y chapas.
A pesar de este extenso currículum, no es hasta la llegada de los años noventa, cuando decide estrenarse como vocalista en solitario con el álbum “I don’t love my guru anymore (1993), al que seguirán “Earthquake weather” (1997), “&” (2002), y su último trabajo hasta la fecha, “Fop” (2010). Pero es en su tercer disco “&”, objeto de la introducción, en el que me quiero detener. La idea de hacer un álbum de duetos surgió, casualmente, de un dúo humorístico que Kristian tenía pensado realizar con Belinda Carlisle de un tema titulado “Having my baby with you”. La idea no llegó a buen puerto ya que la popular vocalista de los ochenta tuvo que regresar precipitadamente a Inglaterra. Pero la compañía discográfica tomó buena nota de la propuesta y se puso en contacto con artistas a los que Hoffman admiraba; la mayoría sorprendentemente aceptaron, de modo que el músico empezó a tomarse en serio la idea de confeccionar un álbum de este tipo. Así, en “&” logra plasmar a la perfección las influencias y la experiencia acumulada durante décadas, alcanzando un nivel de madurez y una habilidad absoluta a la hora de confeccionar temas de pop perfectos, insuflados de emoción, fantasía, letras imaginativas sobre religión y sexo al más puro estilo Sparks y un perverso sentido del humor, con la encomiable labor como productor de Earle Mankey (The Beach Boys, The Dickies, The Runaways, The Long Ryders, Concrete Blonde, Sparks, etc), quien fue, casualmente, guitarrista en los dos primeros discos de los excéntricos hermanos Mael.
En dicho álbum resuenan ecos de artistas clásicos como The Beatles, The Beach Boys, los mencionados Sparks, The Kinks, ELO, Wings, Randy Newman, David Bowie o Elvis Costello. Resulta muy acertada la expresión utilizada por un crítico al definirlo, “como si Cole Porter hubiese sido producido por Jeff Lynne”.
Como he comentado al comienzo, la lista de músicos que colaboran en el disco es abrumadora: Russell Mael (Sparks), Anna Waronker, Rufus Wainright, Van Dyke Parks, El Vez, Darian Sahanaja (Wondermints), Maria McKee, Steven McDonald, Lydia Lunch, el caído en desgracia Pee-Wee Herman (compañero de Hoffman en la Escuela de Arte), Abby Travis o Ann Magnuson, entre otros.
Devil may care”, el corte que, de manera flamante, da inicio al álbum, con una melodía extraída del “Gimme some lovin” de Spencen Davis Group y un ritmo endiablado, une la voz fingidamente nasal de Hoffman con el adorable falsete de una de sus inspiraciones, Russell Mael, dando lugar a una de las joyas de “&”, y que bien podría pasar por uno de los muchos clásicos de Sparks.
A continuación, “Get it right this time”, con sus exquisitos arreglos de cuerda, parece salido de un musical antiguo, hasta que en un precioso y nostálgico estribillo irrumpe, de manera dulce, Anna Waronker. Le sigue la guitarrera “Anyone but you” a dúo con Stew ( The Negro Problem). Es la tercera canción y no salgo de mi asombro cómo un tipo con ese talento y esa facilidad para la melodía puede seguir siendo un músico tan incógnito.
Y llegamos a la cumbre del álbum, en mi opinión: “Scarecrow”, los siete minutos más escalofriantes de la pasada década, el tema que le hubiese gustado componer a Antony & The Johnsons, con un Rufus Wainright simplemente sublime, dándole réplica a Kristian, y donde se relata el trágico crimen de un homosexual, Matthew Shepard, a manos de un grupo homofóbico en Wyoming. No escucharéis nada más hermoso y devastador. God, if any, only knows” es otra gema pop en el que se asocia con una antigua colaboradora, Abby Travis, mientras que “Revert to type” es una maravillosa composición que se beneficia de unos fantásticos arreglos orquestales del siempre brillante Van Dyke Parks, y que bien podría haber sido compuesto por el taciturno Brian Wilson de los setenta.

Madison Avenue” es otro sorprendente tema que adquiere una dimensión inesperada en la voz de El Vez (el Elvis mexicano) en un registro diferente al que nos tiene acostumbrados, en tanto que “Palace of corn” es un dinámico corte con un aire sesentero, que incluye la sabia participación de Darian Sahanaya (mano derecha actual del cerebro de los Beach Boys), y va seguido por “Tender even then”, una composición de sonido íntimo y esencia americana, con la dulce voz de Maria McKee (Lone Justice).

I could die for cute”, una pieza pop con coros al más puro estilo ELO, cuenta con la voz del Redd Kross, Steven McDonald, mientras que en la recta final del álbum, y tras una extraña introducción de Paul Reubens (aka Pee-Wee Herman), llega “Sex in heaven”, una bellísima y arrebatadora canción junto a Ann Magnuson, finalizando con la inquietante “I can’t remember my dreams”, al lado de la siempre provocativa vocalista y escritora, Lydia Lunch y la breve y etérea “Lullaby”.
Mucho me temo que si este brillante trabajo no lo ha sacado del injusto anonimato, nada lo hará ya a estas alturas de su carrera. Por lo pronto, he encontrado en la jungla amazónica una copia tirada de precio de su último álbum, “Fop”. Y si es la mitad de bueno que “&”, volveréis a tener noticias mías.



Artículo escrito por LITTLE BASTARD

1 comentario:

  1. no conozco nada de esto pero le comienzo del video me hizo recordar a los Red hot chilli peppers pero como si fueran mas adorables ja, saludos,..

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