El artista polifacético
¿Nunca
habéis sentido la necesidad de compraros un disco, atraídos por su
sugestiva portada? A mí me ha sucedido en múltiples ocasiones, si
bien no es este el caso que nos ocupa. En realidad, me sentí
inducido a llevarme el álbum de este desconocido músico por la
apabullante lista de invitados que albergaba; y por qué no decirlo,
por el precio miserable que me costó. Pensé que alguien que
conseguía reunir a músicos de tanto prestigio debía valer
necesariamente la pena, y que en caso contrario, y por lo que me
había valido el cd, serviría de bonito posavasos. Y, ciertamente,
mi intuición no me falló esta vez y me encontré con un impactante
disco de pop pluscuamperfecto que estoy seguro de que a cualquiera
que tuviese la oportunidad de escucharlo le fascinaría.
¿Y
quién es este tipo en cuestión? Pues Kristian Hoffman, un reputado
vocalista y compositor angelino de sesenta y tantos años, curtido en
mil batallas, y que comenzó en el mundo de la música como teclista
de la banda de culto The Mumps, a mediados de los setenta, dentro de
la escena punk del CBGB, aunque también ha pertenecido a otras
bandas minoritarias como Bleaker St. Incident, The Swinging Madisons,
The Velvet Hammer Burlesque o los Congo Norvell del ex Nick Cave, Kid
Congo Powers.
También
ha trabajado como director musical para el extravagante (y fallecido
en los ochenta) intérprete alemán Klaus Nomi (para quien compuso el
célebre “Total Eclipse” además de otros temas como “Nomi
song”, “After the fall” o “Simple man”), Ann Magnuson o
Rufus Wainright y ha colaborado y/o actuado con gente tan diversa
como El Vez, Dave Davies (Kinks), Abby Travis, Lydia Lunch, Andrew
Sandoval, Poison Ivy o Deborah Harry, entre otros.
Por
si fuera poco, también se ha ganado la vida como actor, ilustrador y
diseñador gráfico, realizando portadas para libros (Lydia Lunch o
Iris Berry) y discos (The Voltaires, Andrew Sandoval o la legendaria
banda punk angelina X, por ejemplo), aunque su creación más
conocida sea el artwork interior de la edición original del primer
álbum de los New York Dolls (“Bendover girl”), reproducido
posteriormente en miles de camisetas y chapas.
A
pesar de este extenso currículum, no es hasta la llegada de los años
noventa, cuando decide estrenarse como vocalista en solitario con el
álbum “I don’t love my guru anymore (1993), al que seguirán
“Earthquake weather” (1997), “&” (2002), y su último
trabajo hasta la fecha, “Fop” (2010). Pero
es en su tercer disco “&”, objeto de la introducción, en el
que me quiero detener. La idea de hacer un álbum de duetos surgió,
casualmente, de un dúo humorístico que Kristian tenía pensado
realizar con Belinda Carlisle de un tema titulado “Having my baby
with you”. La idea no llegó a buen puerto ya que la popular
vocalista de los ochenta tuvo que regresar precipitadamente a
Inglaterra. Pero la compañía discográfica tomó buena nota de la
propuesta y se puso en contacto con artistas a los que Hoffman
admiraba; la mayoría sorprendentemente aceptaron, de modo que el
músico empezó a tomarse en serio la idea de confeccionar un álbum
de este tipo. Así,
en “&” logra plasmar a la perfección las influencias y la
experiencia acumulada durante décadas, alcanzando un nivel de
madurez y una habilidad absoluta a la hora de confeccionar temas de
pop perfectos, insuflados de emoción, fantasía, letras imaginativas
sobre religión y sexo al más puro estilo Sparks y un perverso
sentido del humor, con la encomiable labor como productor de Earle
Mankey (The Beach Boys, The Dickies, The Runaways, The Long Ryders,
Concrete Blonde, Sparks, etc), quien fue, casualmente, guitarrista en
los dos primeros discos de los excéntricos hermanos Mael.
En
dicho álbum resuenan ecos de artistas clásicos como The Beatles,
The Beach Boys, los mencionados Sparks, The Kinks, ELO, Wings, Randy
Newman, David Bowie o Elvis Costello. Resulta muy acertada la
expresión utilizada por un crítico al definirlo, “como si Cole
Porter hubiese sido producido por Jeff Lynne”.
Como
he comentado al comienzo, la lista de músicos que colaboran en el
disco es abrumadora: Russell Mael (Sparks), Anna Waronker, Rufus
Wainright, Van Dyke Parks, El Vez, Darian Sahanaja (Wondermints),
Maria McKee, Steven McDonald, Lydia Lunch, el caído en desgracia
Pee-Wee Herman (compañero de Hoffman en la Escuela de Arte), Abby
Travis o Ann Magnuson, entre otros.
“Devil
may care”, el corte que, de manera flamante, da inicio al álbum,
con una melodía extraída del “Gimme some lovin” de Spencen
Davis Group y un ritmo endiablado, une la voz fingidamente nasal de
Hoffman con el adorable falsete de una de sus inspiraciones, Russell
Mael, dando lugar a una de las joyas de “&”, y que bien
podría pasar por uno de los muchos clásicos de Sparks.
A
continuación, “Get it right this time”, con sus exquisitos
arreglos de cuerda, parece salido de un musical antiguo, hasta que en
un precioso y nostálgico estribillo irrumpe, de manera dulce, Anna
Waronker. Le sigue la guitarrera “Anyone but you” a dúo con Stew
( The Negro Problem). Es la tercera canción y no salgo de mi asombro
cómo un tipo con ese talento y esa facilidad para la melodía puede
seguir siendo un músico tan incógnito.
Y
llegamos a la cumbre del álbum, en mi opinión: “Scarecrow”, los
siete minutos más escalofriantes de la pasada década, el tema que
le hubiese gustado componer a Antony & The Johnsons, con un Rufus
Wainright simplemente sublime, dándole réplica a Kristian, y donde
se relata el trágico crimen de un homosexual, Matthew Shepard, a
manos de un grupo homofóbico en Wyoming. No escucharéis nada más
hermoso y devastador. “God,
if any, only knows” es otra gema pop en el que se asocia con una
antigua colaboradora, Abby Travis, mientras que “Revert to type”
es una maravillosa composición que se beneficia de unos fantásticos
arreglos orquestales del siempre brillante Van Dyke Parks, y que bien
podría haber sido compuesto por el taciturno Brian Wilson de los
setenta.
“Madison
Avenue” es otro sorprendente tema que adquiere una dimensión
inesperada en la voz de El Vez (el Elvis mexicano) en un registro
diferente al que nos tiene acostumbrados, en tanto que “Palace of
corn” es un dinámico corte con un aire sesentero, que incluye la
sabia participación de Darian Sahanaya (mano derecha actual del
cerebro de los Beach Boys), y va seguido por “Tender even then”,
una composición de sonido íntimo y esencia americana, con la dulce
voz de Maria McKee (Lone Justice).
“I
could die for cute”, una pieza pop con coros al más puro estilo
ELO, cuenta con la voz del Redd Kross, Steven McDonald, mientras que
en la recta final del álbum, y tras una extraña introducción de
Paul Reubens (aka Pee-Wee Herman), llega “Sex in heaven”, una
bellísima y arrebatadora canción junto a Ann Magnuson, finalizando
con la inquietante “I can’t remember my dreams”, al lado de la
siempre provocativa vocalista y escritora, Lydia Lunch y la breve y
etérea “Lullaby”.
Mucho
me temo que si este brillante trabajo no lo ha sacado del injusto
anonimato, nada lo hará ya a estas alturas de su carrera. Por lo
pronto, he encontrado en la jungla amazónica una copia tirada de
precio de su último álbum, “Fop”. Y si es la mitad de bueno que
“&”, volveréis a tener noticias mías.
Artículo escrito por LITTLE BASTARD
no conozco nada de esto pero le comienzo del video me hizo recordar a los Red hot chilli peppers pero como si fueran mas adorables ja, saludos,..
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