14 de diciembre de 2019

GUADALCANAL DIARY: un gran secreto procedente de Georgia


Pertenecientes a la flamante generación del NRA que aglutinaba diversas escenas e influencias dispares en bandas que proyectaban una encendida reacción frente al pop artificial y sintetizado imperante a comienzos de los ochenta (Green On Red, Dream Syndicate, The Long Ryders, Violet Femmes, REM, The Del Lords, etc.), hoy me apetece recuperar la historia de una banda ninguneada por el paso del tiempo y condenados a un injusto ostracismo, Guadalcanal Diary. El germen de la misma hay que situarlo en un par de amigos, Murray Attaway y Jeff Walls, colegas desde el instituto y que formaban parte de una banda punk llamada Strictly American. Deciden formar otra con el desafortunado y estrafalario nombre de Emergency Broadcast System. Attaway compartía piso con una chica pizpireta y de aspecto algo andrógino llamada Rhett Crowe, a quien enseña a tocar el bajo; ni corta ni perezosa se une al proyecto y le sugiere un nombre más adecuado, el definitivo Guadalcanal Diary, en homenaje al film de guerra de 1943. Con la unión del poco experimentado John Poe a las baquetas se cerraba la formación clásica. 
Tras llamar la atención gracias a los frecuentes shows en la escena de Athens (Georgia), fichan en 1983 por el sello independiente DB Records con quien publican un prometedor EP ‘Watusi Rodeo’. El prestigioso músico y productor Don Dixon, que ya había realizado una magnífica labor con el debut de sus paisanos REM en ‘Murmur’ un año antes, los acoge bajo su ala llevando a cabo la grabación del que, a la postre, será el álbum definitivo de la banda: ‘Walking in the shadow of the big man’ (1984), un trabajo fascinante, a ratos enigmático y con evidente gancho comercial que se gana el apoyo de la crítica y que les hará sonar de forma insistente en las radios universitarias americanas. Las comparaciones con REM resultan inevitables y, a la larga, puede que incluso les haya perjudicado en exceso. Pero es que son coetáneos, comparten la misma escena y, posiblemente, las mismas influencias. Y, para colmo, la voz de Attaway tiene un registro similar al de Michael Stipe. Algunos de los temas de este álbum tendrían perfecta cabida por sonido y calidad en cualquiera de sus primeros discos para IRS, ya sea el citado ‘Murmur’, ‘Reckoning’ o ‘Fables of the reconstruction’, lo cual no deja de ser un halago, dado el nivel que gastaba ya en aquellos años la famosa banda de Athens.
En ‘Walkin’…’ destacan dentro de un estudiado eclecticismo desde temas rockeros con coros insultantemente adictivos como ‘Trail of tears’ o ’Fire from heaven’, baladas estremecedoras como ‘Sleeper awake’, instrumentales hipnóticos como ‘Gilber takes the wheel’ o la que da título al álbum, pop épico y agridulce como ‘Why do the heathen rage? o composiciones donde asoman influencias country-punk de sus inicios como ‘Ghost on the road’ o ‘Watusi rodeo’. De algún modo sólo desentona ligeramente el excéntrico ‘Kumbayah’ final.
Pecata minuta para un disco extraordinario que les haría merecedores de su fichaje por una major, Elektra Records, donde publicarán álbumes todavía recomendables como ‘Jamboree’ (1985) o ‘2x4’ (1987), dando por finalizada su primera etapa en 1989. Luego algún discreto ‘comeback’ sin nuevo material a finales de los noventa o en 2011. Si en alguna ocasión os encontráis cualquiera de sus vinilos pudriéndose en cubetas de segunda mano, no lo dudéis y adoptadlos. Con toda seguridad os garantizarán toneladas de placer.


Artículo escrito por LITTLE BASTARD

No hay comentarios:

Publicar un comentario