Chris
Bell pertenece, como el malogrado Nick Drake, a esa estirpe de
músicos torturados, sensibles y con gran talento que se adelantaron
a su tiempo, sufrieron la absoluta indiferencia del público y sólo
obtuvieron el justo reconocimiento años después de su muerte.
Christopher
Brandford Bell nace el 12 de Enero de 1951 en Memphis (Tennessee),
cuna del soul. Desde joven, e influenciado por grupos británicos
como The Beatles, The Yardbirds o The Who, formará parte de varias
bandas. De la fusión de dos de sus proyectos (Icewater y Rock City)
donde había contado con los músicos Jody Stephens (batería y
coros) y Andy Hummel (bajo y voz), y la inclusión de un ex-compañero
de instituto, Alex Chilton (voz y guitarra), que había pasado por
una experiencia amarga dentro del popular grupo de los sesenta, The
Box Tops, surgirán Big Star. Grabado
en los prestigiosos estudios Ardent, “#1 Record” es, sin duda,
uno de los mejores debuts de todos los tiempos. Compuesto
íntegramente por Chris Bell y Alex Chilton (salvo una aportación de
Andy Hummel con su tema “The India Song”), aunque ambos músicos
comparten de forma ficticia los créditos de las canciones (como años
antes lo habían hecho Lennon y McCartney en los Beatles), Chris Bell
se encargará de la composición de los temas más rockeros y
enérgicos del disco (“Feel”, “In the street”, “Don’t lie
to me”, “When my baby’s beside me”, “My life is right”…)
mientras que Chilton se ocupa de los más sensibles e introspectivos
(“The Ballad of El Goodo”, “Thirteen”, “Try again”, “Give
another chance”, “Watch the sunrise”…).
El trabajo, a pesar de tener muchas posibilidades comerciales,
fracasa estrepitosamente ya que es publicado por el sello de soul
Stax, que se muestra manifiestamente incompetente a la hora de
promocionar a un grupo blanco de pop.
Chris,
un tipo introvertido y con una personalidad tendente a la depresión,
nunca se sobrepuso al fracaso del disco. Hundido por ese hecho, su
hermano, para animarlo, se lo lleva de viaje por Italia, Suiza e
Inglaterra durante 1972, pero la experiencia resulta un fiasco y lo
único provechoso serán unas fotos que ilustrarán la fascinante
portada y el interior de su futuro disco en solitario. A la vuelta
del viaje, decide abandonar definitivamente la banda. Su hermano
David argumentó además como otra causa probable de la marcha, el
progresivo eclipsamiento que estaba sufriendo en el seno del grupo
por parte de Chilton. A pesar de la separación, se produce una breve
reunión durante la grabación del segundo disco de Big Star “Radio
City”, donde colabora en la composición de tres temas (“O my
soul”, “Way out west” y “Back of my car”), pero su
participación es meramente testimonial y ni siquiera saldrá
acreditado en los mismos.
A
partir de ese momento, Chris luchará durante años contra la
depresión, una supuesta homosexualidad reprimida y la adicción a la
heroína, que le conducirá a varios intentos de suicidio y le
llevará a aferrarse al cristianismo. A pesar de su evidente
deterioro anímico, Chris seguirá componiendo y grabando demos donde
demuestra que está creciendo tanto lírica como musicalmente.
En
1975, en un intento desesperado por sacarlo de esa espiral de
autodestrucción, su hermano David se lo lleva a Francia, a los
estudios Chateau D´Herouville, para que grabe las canciones que ha
compuesto desde su separación de Big Star, y que compondrán el
grueso de “I am the cosmos”. Allí lo tratarán con el respeto
que se merece, dado su reciente pasado con Big Star, conociendo y
colaborando con uno de los ingenieros de los Beatles, Geoff Emerick
(todo un sueño para un beatlemaníaco como Chris), lo que supondrá
una importante inyección de autoestima.
Pero
la suerte sigue siendo esquiva. Tras hacer unos conciertos acústicos
por Europa para ganarse la vida, y tras ser rechazado incomprensible
y sistemáticamente por las discográficas a las que acude, Chris
decide abandonar el mundo de la música y centrarse en la gestión de
la cadena de restaurantes de comida rápida de su padre.
Pero,
en 1978, la corriente parece soplar por fin a su favor. A la
reedición de los dos primeros discos de Big Star por la discográfica
EMI, se suma el interés del músico Chris Stamey por publicarle un
single en su modesto sello Car Records. Las dos canciones elegidas
son “I am the cosmos” y “You and your sister”. Curiosamente,
su publicación coincidirá en el tiempo con el tercer disco, y
posterior canto de cisne, de Big Star: “Third/Sister Lovers”. La
publicación del citado single le insufla nuevos ánimos y decide
volver a intentarlo de nuevo, pero desgraciadamente, el 27 de
Diciembre de 1978, cuando volvía de ensayar con su nueva banda, se
estrella con su deportivo contra un poste telefónico, no muy lejos
de uno de los restaurantes de su padre, falleciendo al instante a la
fatídica edad de 27 años. Su funeral, al día siguiente, coincidirá
irónicamente con el cumpleaños de su viejo compinche, Alex Chilton.
No
será hasta 1992 (catorce años después de su fallecimiento), y
gracias a los denodados esfuerzos de su hermano, que Rykodisc
publique el esperado disco póstumo de Chris Bell, pasando
automáticamente de ser un disco perdido durante años a un clásico
instantáneo. Por supuesto, recibió críticas muy favorables aunque
desgraciadamente muy tardías. Lo
primero que llama la atención del álbum es la demostración de que
Chris era el ideólogo y creador del sonido Big Star, a pesar de
permanecer sólo durante un disco y sin menospreciar a Chilton, sin
duda también un gran compositor. Se aprecia claramente el sello
distintivo que Bell aportaba a las composiciones de Big Star. Es
uno de los trabajos más hermosos, sobrecogedores y desoladores de la
historia, con la misma conexión fatídica que recorre los surcos del
epitafio de Big Star, “Third /Sister Lovers” o el “Pink Moon”
de Nick Drake, en el sentido de que incluyen canciones que tratan la
desesperación y la tristeza, y que dejan augurar un trágico final.
Son canciones orgánicas, que siguen sonando frescas, con el toque
justo a la producción que le confirió Chris y que a pesar de haber
sido compuestas y grabadas a lo largo de varios años, guardan un
sorprendente sentido de la unidad. En su voz no queda nada del tono
vitalista que impregnaba las canciones del debut de Big Star y en su
lugar, todo se cubre de oscuridad y surge una voz angustiosa y
triste, cuyo leitmotiv a lo largo de todo el trabajo será la
desolación ante una vida que es incapaz de afrontar.
El
disco, grabado a caballo entre Francia y Memphis, y que cuenta con
algunos antiguos conocidos de Bell como invitados, tales como Richard
Rosebrough, Alex Chilton, Ken Woodley, Bill Cunninghan o Jim
Dickinson, se abre con el majestuoso “I am the cosmos”, una clara
evocación de Chris intentando recuperar la autoconfianza perdida,
seguido de la lennoniana “Better save yourself” de ritmo lento,
pesado y envolvente, que influirá en el futuro en grupos como Low o
Come. A continuación viene “Speed of sound”, un tema folk
acústico, introspectivo y oscuro, mientras que “Get away” y
“Make a scene” en la cara A, y “I got kinda lost” y “I
don’t know” en la B, son cuatro temazos de puro power-pop que
podrían haber pertenecido tranquilamente al “Radio City” de Big
Star. Otro de los momentos álgidos del álbum es el anteriormente
mencionado “You and your sister”, una frágil e íntima balada
donde Chris está acompañado a la voz por Alex Chilton, recuperando
por un instante la química entre ellos.
La
cara B se abre con “Look up”, una composición con un tono
espiritual, de redención y esperanza, seguida de “There was a
light”, que comparte el mismo espíritu desolador y melancólico
que impregna el tercero de Big Star. “Fight at the table” es un
extraño tema rock con un piano honky-tonk a cargo del gran Jim
Dickinson. Cierra el disco de forma absolutamente agridulce, la
desgarradora “Though I know she lies”, con una preciosa slide a
lo George Harrison a mitad del tema. Paradójicamente,
tanto el legado de Chris Bell como el de Big Star, ha adquirido con
el tiempo la importancia que se merece, influyendo en bandas tan
variopintas como REM, Teenage Fanclub, Elliott Smith, The
Replacements, The Jayhawks, The Posies, etc, lo que no es óbice para
que, tanto él como Alex Chilton, sigan conservando ese eterno aura
de perdedores y malditos.
Artículo escrito por LITTLE BASTARD
Escuchándolo me doy cuenta que intentaba sonar como sus influencias, y por qué ha influenciado a todas esas bandas variopintas que mencionas.
ResponderEliminarConozco todas las primeras (sus influencias) y la mayoría de las segundas (que influenció).
Me gusto, no lo conocía
Gracias! Abrazo!
pues a disfrutarlo.
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