11 de junio de 2019

NICK CURRAN: El último rockero

Todavía resulta doloroso pensar en ello pero han pasado ya la friolera de siete años desde que un implacable cáncer nos arrebató a Nick Curran, un músico auténtico de los que lamentablemente escasean hoy en día. Alguien que había dotado de renovadas energías a un género tan manido como el rock and roll de los cincuenta. Y, sin embargo, cada vez que escucho su áspera voz me resisto a creer que este tipo ya no esté entre nosotros. Es más que probable que jamás se hubiese convertido en una gran estrella pero para los que amamos la música, este guitarrista se había transformado en toda una leyenda.
es que Nick, nacido en Maine (Portland) en 1977, sintió desde su adolescencia una irrefrenable pasión por los discos de blues y rockabilly que poseía su padre, un conocido guitarrista de la escena local. Con él empieza a dar sus primeros pasos como guitarra solista en su banda, Mickey Curran & The Tremors, hasta que a los 19 años contacta con el vocalista rockabilly de los cincuenta Ronnie Dawson, que le enseñará una valiosa lección: No quedarse encasillado en un estilo concreto, y con el que girará durante una temporada.

Decidido a echar raíces en Austin (Texas), su siguiente paso será unirse a los Jaguars, la banda de acompañamiento de la cantante pelirroja de rockabilly Kim Lenz, girando incansablemente durante dos años y participando en dos de sus álbumes: The one and only (1999) y el posterior It’s all true (2009), además de respaldar ocasionalmente al vocalista country Wayne HancockEstamos en 1999. Nick está ansioso por apartarse de la escena rockabilly, sumergirse de lleno en el blues y componer material propio. Así el sello Texas Jamboree le da la oportunidad de publicar su anhelado debut en solitario, “Fixin’ your head” (2000), que marcará las directrices del resto de su discografía. Curran se caracteriza por utilizar equipos de grabación antiguos con el objetivo de sonar como el rock and roll primitivo de los cincuenta, impulsado por una poderosa garganta negra al estilo de Little Richard o Roy Brown. Pero en ningún momento suena revivalista, sino que logra infundir en cada tema la vitalidad y la frescura de esa época dorada. 

Junto a su grupo los Nitelifes irá publicando en sucesivos años notables elepés: Nitelife Boogie (2001), Doctor Velvet (2003) o Player! (2004), éstos dos últimos en el prestigioso sello de blues, Blind Pig.   Totalmente asentado en la escena de Austin, es admirado por músicos veteranos como Phil Alvin, Alejandro Escovedo o Jimmy Vaughan. Curiosamente, realizará una innecesaria parada en su meteórica carrera (desde el 2004 al 2007) para cumplir un sueño y formar parte del ex grupo de este último, The Fabulous Thunderbirds (una de sus máximas influencias siendo un crío) llegando a grabar un álbum con ellos, Painted on (2005), así como participando activamente en otros proyectos: Compone varios temas para la popular serie de TV “True blood” y forma parte de bandas efímeras como The Attitudes, los punk Degüello, The Flash Boys, etc.
En 2008, decidido a retomar su proyecto en solitario forma una nueva banda, los Lowlifes, con los que grabará su último álbum, el definitivo Reform School Girl (2010). Pero poco antes Nick recibe un mazazo: Se le diagnostica un cáncer de garganta. Por supuesto, un tipo infatigable como Curran no se rinde tan fácilmente y lucha con todas sus fuerzas (llega a tatuarse incluso la frase “fuck cancer” en su muñeca). Por desgracia, en 2011, cuando tiene programada una esperadísima gira por nuestro país recae de su enfermedad. Se organizan conciertos para recaudar fondos con los que sufragar los gastos de su tratamiento. En el organizado en Austin, el propio Nick, muy debilitado, acude orgulloso en su Harley Davidson, mientras que en Barcelona se celebra otro promovido por su amigo Mario Cobo de los Nu Niles) aunque, desafortunadamente, el cáncer ha avanzado de forma inexorable. Nick fallece el 6 de Octubre de 2012 a los 35 años.
En fin, se nos fue demasiado pronto un músico irremplazable, en su momento de máxima creatividad, y que, con toda seguridad, nos hubiese proporcionado muchas más alegrías en el futuro. Pero por lo menos debemos sentirnos afortunados de haber sido contemporáneos de alguien con tanto talento. Siempre nos quedará la posibilidad de pinchar alguno de sus maravillosos álbumes para mantener su legado vivo.
Discografía

Nick Curran - Fixin’ your head (2000). Carta de presentación inmejorable de Curran y ¿qué nos encontramos en él? Pues el prometedor debut de un joven de 23 años que podría pasar perfectamente por una grabación de principios de los cincuenta de un músico veterano. Un álbum robusto lleno de jump blues, swing y rockabilly, donde revolotea el espíritu de colosos como Big Joe Turner, Johnny ‘Guitar’ Watson o Magic Sam. El guitarrista de Portland combina sabiamente composiciones propias (‘Woman and cadillacs’,I want to love you’ o ‘She’s mine’) con oscuros clásicos de gente como Roy Brown (‘Good rockin’ man’) o Roscoe Gordon (‘Just Love Me Baby’). ingredientes que su predecesor, derrochando frescura y clase y demostrando que no tiene rival en su terreno. Adapta con exquisitez versiones de leyendas como Lloyd Price (‘I’m glad, glad’), T-Bone Walker (‘Low Down Dirty Shame’) o Willie Dixon (‘You know my love’) aportando además una sólida colección de temas propios como ‘Close to midnight’, ‘Juke Box
Nick Curran and the Nitelifes – Nitelife Boogie (2001). Sólo un año después Nick graba la continuación de ‘Fixin’ your head’, básicamente con los mismos ingredientes que su predecesor, derrochando frescura y clase y demostrando que no tiene rival en su terreno. Adapta con exquisitez versiones de leyendas como Lloyd Price (‘I’m glad, glad’), T-Bone Walker (‘Low Down Dirty Shame’) o Willie Dixon (‘You know my love’) aportando además una sólida colección de temas propios como ‘Close to midnight’, ‘Juke Box Mama’ o la instrumental ‘Space guitar’.



Nick Curran and the Nitelifes – Doctor Velvet (2003). Para su tercer lanzamiento, Nick ficha por el sello de blues, Blind Pig, y eso se deja notar en la orientación que predomina en todo el álbum (recordando a leyendas como Albert King, Otis Rush, Freddie King, etc) y un sonido menos retro que en los anteriores. Por supuesto, el guitarrista de Maine sigue creciendo compositivamente a pasos agigantados; no hay más que escuchar temazos como ‘Drivin’ me crazy’, ‘She’s gone’ o ‘Beautiful girl’. En el apartado de las versiones destacan la adaptación de los Sonics, ‘Shot Down’ que Nick lleva a su terreno, el sorprendente toque vocal a lo Louis Prima de ‘Don’t Be Angry’ o la revisión del clásico de Hank Williams, ‘Cold Cold Heart’.


Nick Curran and the Nitelifes – Player! (2004). Su segunda referencia para Blind Pig nos trae las constatación de que Nick es incapaz de grabar nada mediocre. En la misma senda blues que el anterior, el fabuloso guitarrista junta un puñado de excepcionales composiciones propias como la arrolladora ‘Player’, la enternecedora ‘Come back’ o la desafiante ‘The Stalker’. Entre los temas ajenos destacan una sorprendente interpretación en clave swing del clásico de los Stooges, ‘No Fun’, la caústica ‘Crazy Mixed Up World’ de Willie Dixon o una espídica ‘Heeby Jeebies’ de Little Richard, con la que cierra de forma inmejorable el álbum. La antesala de algo grande…


Nick Curran and the Lowlifes – Reform School Girl (2010). Y ese momento llegará seis años después, con una nueva banda y los primeros síntomas del cáncer ya presentes. Ninguno de estos factores lo desvía del camino y Nick nos entrega una apabullante obra maestra y uno de los mejores álbumes de los últimos años. Desde el intenso comienzo con una abrasiva versión de Etta James, ‘Tough lover’, hasta el irresistible final, con el clásico ‘Rocker’ de los AC/DC como una declaración de intenciones, el malogrado guitarrista nos aplasta con una sucesión de clásicos de su `puño y letra: ‘Reform School Girl’ (evidente homenaje al ‘Be my Baby’ de las Ronettes), ‘Kill My Baby’, ‘Psycho’, ‘The Lowlife’… Da igual el tema que elijas porque el nivel es estratosférico y Nick se deja la piel en cada uno de ellos. La historia del rock en apenas cuarenta minutos.

Texto escrito por LITTLE BASTARD

4 comentarios:

  1. no lo conozco pero que joven que era... y uno aunque pasen los años no se recupera de estas perdidas, sean del arte o no... saludos...

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    1. Pues ya sabe, dele a sus discos y verá que grandes temas tiene

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  2. Aquí un fanático y amigo personal. Tuve la suerte de conocerle y disfrutarle como persona. Para mí es la estrella del Rock más grande de los últimos 30 años y nadie sabe donde tenía el límite. Tengo todos esos discos firmados que citas y algunos pocos más y una grabación incompleta de la continuación de Reform School Girl. La mayoría son temas sin voz....desgraciadamente la perdió en el último tratamiento pero espero que Carole Ann las publique algún día.
    Billy Horton está intentando publicar un disco de tributo con nombres muy gordos. Veremos.
    Gracias por este precioso tributo. Algunos de esos discos valen una millonada pero no hay dinero en el mundo...

    Un abrazo

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    1. Hola, Marc. No sabes la ilusión que me ha hecho que te guste el artículo. Yo también creo que Nick era un músico grandioso y carismático, un tipo que nos podía haber brindado horas de felicidad en forma de canciones. Pero un puto cáncer nos lo arrebató. Y como he comentado tengo una espina clavada porque estuve a punto de verlo en directo. Cuando supe que había recaído de su enfermedad, me imaginé que era el final, porque por desgracia siempre sucede igual. No sabía que había dejado grabaciones inéditas, aunque sin su desgarradora voz no van a desprender la misma magia. En todo caso, y aunque quizás nunca se hubiese convertido en una estrella, para mí siempre será uno de los grandes. Un saludo.

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