Hay
momentos cruciales en la vida de una persona que pueden hacer variar
su destino. Una llamada de Peter Buck cambió el rumbo (y
probablemente salvó la vida) de nuestro protagonista: El gran Warren
Zevon.
Corría
el año 1984. Warren pasaba por el momento más bajo de su
trayectoria. A pesar de ser uno de los cantautores con mayor talento
de los setenta, carecía de ese punto de fortuna que había
acompañado a otros compañeros de generación como Bruce
Springsteen, Jackson Browne, etc. Y sufría una total incomprensión
por parte del público, en parte por su disoluta vida y en parte
porque sus temas, caracterizados por historias sórdidas y un humor
cínico muy particular no conectaban con el oyente medio, y este
factor le había conducido a una espiral de alcoholismo y
autodestrucción y a un dramático intento de suicidio.
Warren
recibe la invitación del guitarrista de REM para pasar unos días en
Athens, gracias a que éste le profesaba una gran admiración desde
que años atrás cayera en sus manos su trabajo homónimo “Warren
Zevon” publicado en 1976. REM estaban en un momento particularmente
dulce tras la publicación del flamante “Reckoning” y se
encontraban descansando a la espera de una inminente gira europea.
Sin discográfica y amarrado a una botella de vodka, Warren acepta la
oferta y dedica unos días a tocar con los miembros de la banda,
tanto temas del propio vocalista como del propio grupo. Dos semanas
antes, REM hacían un concierto en el 40 Watt Club junto a Bryan Cook
(de la banda local Oh-Ok) bajo el nombre de Hindu Love Gods. Ya que
Warren está de visita, le invitan a participar en una nueva
actuación donde tocan material de Zevon, de “Reckoning”, además
de versiones de gente como The Troggs, Patti Smith, etc. Además
acabarán grabando una versión de los Easybeats “Gonna have a good
time tonight” y un tema de Bill Berry, “Narrator”, que el sello
IRS publicará como single en 1986 (y que provocará el enfado de REM
con su propia compañía).
Esos
días junto a la joven banda le servirán de auténtico revulsivo y
le harán recapacitar. Se da cuenta que si quiere volver a grabar un
disco en condiciones tiene que estar totalmente despejado. Tras el
concierto y aconsejado por su mujer, decide ingresar en una clínica
de desintoxicación (experiencia que relatará en el tema “Detox
Mansion”).
Una
vez rehabilitado y con los royalties recibidos por la inclusión de
su tema más popular, “Werewolves in London”, en la banda sonora
de la oscarizada “El color del dinero”, decide grabar un nuevo
disco para demostrar que se encuentra definitivamente limpio, con el
apropiado título de “Sentimental Hygiene”. Publicado en 1987, se
convertirá a la postre en su disco más popular, donde participan
músicos que le admiran de la talla de Bob Dylan, Neil Young, Tony
Levin, Don Henley, Mike Campbell, Stan Lynch y los propios REM, que
ejercerán de banda de apoyo.
Precisamente junto a éstos y en una noche de diversión, registran unas diez versiones, la mayoría standards de blues. Aunque no es su intención publicarlas, son finalmente comercializadas por el sello Giant Records en 1990 bajo el nombre de Hindu Love Gods. La canción que recibió más atención fue la versión de Prince “Raspberry Beret” que escaló hasta el puesto 23 en las listas (aunque el álbum sólo alcanzó una discreta 168ª posición). Es la publicación del citado trabajo el que originó un malentendido entre la banda de Athens y Warren Zevon, ya que los miembros de REM pensaron que el cantautor se había querido beneficiar económicamente de este material sin tan siquiera consultarles, y así aprovecharse del gran momento de popularidad de REM con su magistral “Green” todavía reciente.
Aunque
nunca quedó claro quién fue el culpable, si la discográfica o el
propio vocalista, el caso es que las relaciones entre REM y Warren
Zevon no volvieron a ser lo cordiales que habían sido. De hecho, el
grupo no llegaría a participar en el disco de homenaje póstumo
dedicado a Warren.
¿Y
cómo es el trabajo en cuestión? Pues, honestamente, no estamos ante
un álbum de referencia, en el terreno de las versiones, como pueda
ser el “Pin ups” de Bowie. Pero es una obra muy disfrutable que,
habiendo pasado 29 años desde su publicación, sigue conservando
toda su frescura, porque fue grabado sin ninguna pretensión
comercial. Es un disco de sonido crudo, directo, espontáneo y
rockero, en la que no hay ningún tipo de experimentación en la
confección de las versiones. Se intuye una gran complicidad entre
los cuatro músicos, que van absolutamente al grano, aunque tiene más
de la personalidad de Warren Zevon que de REM. Para mi gusto, es
Warren quien se lleva el gato al agua y consigue interiorizar ese
sentimiento primigenio del blues, basado en el dolor humano; y de
eso, de sufrimiento, el amigo Warren sabe mucho a estas alturas de
la vida.
En
cuanto a las versiones en cuestión, aparte de la mencionada
“Raspberry Beret, la cara A se abre con dos clásicos de Robert
Johnson (“Walkin’ Blues” y “Travelin’ Riverside Blues”) y
la cara B con el “Mannish Boy” de Muddy Waters/Bo Didley y “Wang
Dang Doodle” de Willie Dixon. Otros temas que destacan son
“Battleship Chains”, compuesto por Terry Anderson (Yayhoos) e
incluido en el debut de los Georgia Satellites y como cierre el
“Vigilante Man” del siempre actual y reivindicado Woody Guthrie.
A
pesar de lo efímero del proyecto, al menos éste nos sirvió para
recuperar la mejor versión de Warren Zevon, el cáustico, cínico y
emocional compositor, que mantendría su lucidez hasta el final de
sus días.
Artículo escrito por LITTLE BASTARD
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