A
medida que finalizaban los años sesenta, la psicodelia fue
adquiriendo mayor importancia y filtrándose incluso en un estilo
aparentemente antagónico como la música negra, con Jimi Hendrix
como figura de referencia, que demostró que podía elevar ésta a
otro nivel. Pero
junto al genio de Seattle también había otros artistas que
abrazaron dicha influencia y la incorporaron con absoluto acierto a
su sonido: Se me ocurre así, a bote pronto, Sly & The Family
Stone con su excepcional y oscuro ‘There’s a riot goin’ on’,
el debut de Curtis Mayfield en solitario, unos renovados The
Temptations a través la pareja compositora Whitfield-Strong, The
Chambers Brothers y su aplastante ‘Time has come today’, los
Funkadelic de George Clinton e incluso unos colosos del blues como
Muddy Waters y Howlin’ Wolf probaron a impregnar de psicodelia,
muy a su pesar, su estilo clásico (en sus respectivos e
infravalorados ‘Electric Mud’ y ‘The Howlin’ Wolf Album’).
Por
desgracia también existieron otros músicos menos conocidos que
quedaron directamente sepultados entre la brutal efervescencia que
vivía la ‘black music’ en ese periodo, como nuestro
protagonista: Ellington ‘Fugi’ Jordan. Poca gente sabe que este
tipo, quien trabajó como compositor para Chess Records, ya se
habría ganado el cielo sólo por ser el autor de uno de los mejores
temas soul de todos los tiempos, ‘I’d rather go blind’,
popularizado por Etta James (quien supuestamente colaboró en la
canción aunque quien apareció en los créditos finales por razones
impositivas fue su marido en aquella época, Billy Foster).
El
inicio de la historia parte de Eddie Kendricks, vocalista de los
mencionados The Temptations. Ellington se muda a Detroit, donde
conoce gracias a su mediación a los componentes de Black Merda, una
prometedora banda local a quien Kendricks pensaba producir.
Inmediatamente surge la química entre ellos y empiezan a trabajar
en ideas para un hipotético álbum.
Finalmente
Chess Records, a través de su filial Cadet les publica un adelanto
en forma de single en 1969, ‘Mary, don’t you take me on no bad
trip’ una extensa composición que servía de inmejorable carta de
presentación al estilo de Fugi, y que aunaba el rock, el funk o el
blues y la psicodelia más fumeta y triposa. Dicho tema tuvo cierto
impacto en la ciudad del automóvil aunque la cosa no pasó de ahí.
Y es que el prestigioso sello de Chicago se negó de un modo un tanto
absurdo a publicarles un elepé pues consideraban demasiado
provocativas (???) las composiciones de Ellington (¿una presunta
apología de las drogas quizás?), aunque sí publicó el debut de
Black Merda en 1970, que irónicamente se movía en la misma línea.
El
caso es que el material grabado quedó arrinconado en un cajón
durante años, y no fue hasta finales de los noventa cuando el sello
Funky Delicacies (que curiosamente también reeditó el de Black
Merda) remedió tal desatino y publicó el trabajo completo, aunque
con una portada que no le hace justicia, como único lunar. ¿Y qué
nos encontramos en la ansiada grabación? Pues material inflamable en
la misma línea que su lejano single, desarrollos hipnóticos, sonido
crudo y expansivo y guitarras chirriantes deudoras de Hendrix, con la
impronta fundamental que le dio el respaldo de los fabulosos Black
Merda, a los que posiblemente se les ninguneó a la hora de repartir
créditos.
Se
hace extraño pensar que Cadet Records ignoró temas tan soberbios
como la sugestiva ‘Revelation’, el excelente medio tiempo soul
‘Can you hear me call you, woman’ o la personal recreación que
hace de su mítico clásico, aquí retitulado ‘I’d rather be a
blind man’, entre otros. De haber aparecido en su momento podría
haber formado parte de una hipotética trilogía de poderoso rock
negro junto a los fabulosos debuts de Funkadelic y Black Merda. Nunca
es tarde para descubrirlo.
Texto escrito por : LITTLE BASTARD
(foto:discogs. videos:Orange Sun/Fugi)
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