3 de octubre de 2017

Relato: LA CONCERTISTA (capítulo 1º)



                      LA CONCERTISTA  (capítulo 1º)


Sus delicadas manos se posan con suavidad sobre el mástil. Los dedos recorren con suma maestría las cuerdas gruesas. Su increíble talento que no quiere revelar por ahora a los demás, muestra un ser delicado y pasional. Una persona cuyos sentimientos están enclaustrados en lo más profundo de su alma, ante el miedo que da una sociedad crítica. 
Como el caparazón de una tortuga que envuelve una vida, ella no quiere ser vulnerable a los sufrimientos y traiciones que puedan hacerla sumirse en un huracán de amargura. Impidiéndole disfrutar del placer de sentir entre sus manos el delicado tacto y sonido que desprende su violonchelo. De extremada belleza y refinados modales, Verónica era una mujer solitaria pero también cercana y sociable cuando las circunstancias lo exigían. Nunca pasaba desapercibida allá donde fuera, pues su extraordinaria belleza era casi perturbadora. Desplegaba encantos sin pretenderlo. De pelo negro larguísimo, piel blanca como la nieve, y un cuerpo delgado, con curvas donde era necesario para resaltar su figura. Era un imán no solo para el sexo contrario, pues las mujeres se veían en muchos casos bajo su influjo. Igual que las abejas son atraídas por las flores, todos caían rendidos ante su influjo. Su talento musical se despertó a muy temprana edad. Sus padres ejercieron una fuerte presión sobre ella, para que ingresara en el conservatorio. Arrastrada por ese continuo martilleo por causa de su familia, ella poco a poco se iba encerrando más y más en si misma. A causa de ello, su personalidad se volvió muy hermetica, y celosa de su vida privada. 
Trabajaba en un oficio que no la satisfacia nada. Desempeñaba el papel de eficiente secretaria para una empresa de cosméticos de una gran firma. Nunca le gustó el ambiente de su trabajo, se respiraba un aire de artificialidad constante, envidias de compañeros, frialdad en las formas, y sobretodo tenía que desarrollar un papel que no la satisfacía nada. Cada día era como un capítulo más de una mala serie. Llegaba sobre las nueve, saludar a cada persona que se encontraba a su paso. Una sonrisa forzada en su exterior con gran talento, escondía una tristeza interior. Representar esa farsa ocho horas al día era algo que la estresaba de una manera atroz. Algunas noches gustaba de ir a un pequeño bar que se encontraba cerca de su casa. Solía sentarse en una mesa cerca de un ventilador que le hacía mover el pelo de una forma muy sensual. No le resultaba nada complicado conocer hombres con facilidad. Se le acercaban atraídos sin remedio cuando apenas habían pasados unos pocos minutos desde que entraba en el local. Como el aire fresco entrando en una habitación calurosa. Solo le daba tiempo de pedir una copa de vino blanco, de encender un cigarrillo, y empezaban a revolotear a su alrededor como moscas. Carente de afecto, buscaba a alguien con el que compartir su pasión, que la escuchara cuando tocara y que se dejara llevar, no quería una persona crítica y ambiciosa, su música era su vida y como tal gustaba de hacerlo en la intimidad.  A lo largo de los tres años que frecuentó ese sitio, tuvo una buena recopilación de amantes. Nada serio con ninguno, pero suficiente para ella. Un ratito de pasión y toda una vida para escuchar.

Creado por: Victor Vega

continuará.....mañana.

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