Porque nada es casual
“Nací
hace 4.161 días, el 26 de octubre del 2000, he estado vivo durante
11 años, 4 meses, 21 días y 14 horas, y en todo ese tiempo, nunca
he dicho una sola palabra”.
De
este modo, allá por el año 2012, FOX iniciaba una nueva serie
creada y escrita por Tim Kring. Y como el famoso canal televisivo
necesitaba imperiosamente un éxito, ¿qué mejor que apostar a
nombres de gran suceso? De este modo, Kiefer Sutherland se convierte
en Martin Bohm,
un ex-periodista que queda viudo luego del atentado a las torres
gemelas y con un hijo, Jake (David Mazouz), de 11 años, con todas
las características de un niño con autismo. Jake no se comunica, ni
con su padre ni con nadie, no dice una palabra pero está obsesionado
con los números. Números que parecen elegidos al azar pero que el
padre comenzará a descubrir que, tal vez, no sea tan así y tengan
un significado oculto. Se trata de una historia de conexiones
bastante increíbles; donde las secuencias numéricas terminan
uniendo a distintas personas de todo el mundo, que están destinadas
a cruzar su destino; de relaciones ocultas y de “misiones” que
deberá llevar a cabo el propio Martin.
Pero
si bien la serie tuvo un comienzo muy bueno y lleno de expectativas,
a medida que los capítulos avanzaban, el interés del espectador
descendía. La serie se encontró, en mi opinión, con dos grandes
dificultades. Uno ha sido el carácter que se le ha querido dar a la
serie; un drama, toda la vida de Martin parece ser una tragedia y una
lucha constante con las circunstancias, pero sin quitarle eso de
“familia feliz”, esa faceta de superhéroe americano que todo lo
puede y a la que el gran país del norte ya nos tiene acostumbrado. Y
la segunda, y que no ha sido de menos, fue la gran variedad de
personajes, más o menos importantes, que se añadían a cada nuevo
capítulo. Sólo para nombrar algunos: la asistente social Clea
Hopkins (Gugu Mbatha-Raw); el profesor Arthur Teller (Danny Glover);
el hebreo y ayudante del profesor Teller, Avram Hader (Bodhi Elfman);
Amelia (Saxon Sharbino), otra niña dotada como Jake; Lucy (Maria
Bello), la mamá de Amelia; Calvin Norburg (Lukas Haas), un genio
informático que trabaja a su vez para la Asters Corps, justamente la
corporación que Jake terminará combattendo; Guillermo Ortiz (Said
Taghmaoui), un sacerdote que se convertirá en asesino; y varios
nombres más.
Si
a todo esto le sumamos cambios de escenarios constantes, la serie
comienza en la ciudad de New York y termina desplazándose hacia Los
Ángeles, y una falta de profundidad en ciertas temáticas que dejan
más preguntas que respuestas, pues tenemos un serio problema que no
es crear o mantener el interés del espectador, sino el no aburrirlo
que creo ha sido lo que ha pasado. Razón que determinó que la serie
finalizara luego de sólo dos temporadas. De
todos modos, y aún si la serie en sus dos temporadas ha dejado
muchos cabos sueltos y explicaciones, soluciones cogidas por los
pelos; podríamos decir que el final de la segunda y última
temporada, ha sido un final cerrado... tal vez era claro que no
volverían, y que para realizar un éxito no basta ni actores de gran
nombre ni costosas producciones.
Artículo escrito por Alma Baires
(fotos:IMDB.video:Tvweb)
Los números y las matemáticas son de una utilidad enorme utilidad aunque nos nos gusten demasiado. Más si cabe para afrontar pandemias como las que estamos viviendo. No he visto la serie pero por las conclusiones que aporta Alma no parece que me haya perdido nada del otro mundo.
ResponderEliminarSaludos.
Pues si, quién lo diría cuando uno protestaba en el cole jeje. Eso parece Miguel, pero bueno todo ver un capítulo y ver que nos parece.
EliminarSaludos