La efímera subsidiaria de Motown Records
Hace
ocho años, el exquisito sello canadiense Light
In The Attic
nos descubría uno de los episodios más olvidados de Motown
Records,
mediante la publicación del recomendable recopilatorio “Our
lives are shaped by what we love: Motown’s Mowest Story 1971-1973”,
que recogía una pequeña muestra del material que el sello publicó
durante sus escasos dos años de existencia.
De
todos es conocida la popular compañía discográfica de Detroit,
Motown
Records
y su ambicioso propietario, Berry
Gordy,
el creador del “Sonido de la Joven América”, que, a principios de
los sesenta, consiguió catapultarla hacia el éxito gracias a los
irresistible singles de artistas como The
Miracles,
The
Supremes,
The
Temptations
o Four
Tops
y la expansión de su imperio mediante la creación de subsidiarias
(Rare
Earth,
VIP,
Tamla,
etc).
Gordy
llevaba viviendo en L.A. desde finales de los sesenta y disponía de
una oficina en dicha ciudad, así que tomó la decisión de trasladar
el negocio de la Motown
a California, puesto que allí se encontraba la floreciente industria
del cine y la TV en la que intuía un gran potencial, en detrimento
de una deprimida Detroit, que pasaba por un momento de gran agitación
social y económica, como consecuencia de disturbios raciales y los
despidos masivos a causa del declive de la industria automovilística,
un sector estratégico que nunca se recuperaría.
Pero
antes de llevarlo a cabo, en 1971 fundó Mowest
Records,
posiblemente una especie de movimiento estratégico para el
desembarco posterior de Motown,
un
intento de captar nuevos talentos en la Costa Oeste, hacerse un hueco
en ese mercado, adaptarse a los nuevos tiempos y ampliar el horizonte
musical (folk, jazz, soul sinfónico, rock, pop, las armonías
hippies soleadas de la Costa Oeste, psicodelia, música disco, etc).
De alguna forma, existe cierto paralelismo con Cadet
Records,
la ecléctica subsidiaria surgida de la legendaria Chess
Records
para publicar propuestas arriesgadas que no tenían cabida en el
sello principal (Terry
Callier,
Marlena
Shaw,
Rotary
Connection,
Dorothy
Ashby,
los discos psicodélicos de Muddy
Waters
y Howlin’
Wolf,
etc).
Si
bien el primer lanzamiento del sello, el extraño medley (con
samplers de la voces de Martin
Luther King
o J.F.
Kennedy
incluidas) de “What
the world needs now (Bacharach)
/ Abraham,
Martin and John (Dick Holler)”
realizado por el DJ de Detroit, Tom
Clay,
fue un éxito inesperado en 1971, vendiendo más de un millón de
copias y allanando el camino para planteamientos más
inclasificables, el resto del material publicado por la discográfica
no corrió la misma suerte. Y quizás, lo que en un principio parecía
una bendición (la falta de restricciones musicales) se acabó
transformando en una maldición.
Se
han barajado diversos factores tras el fracaso de Mowest
Records,
como la carencia de un sonido y de una imagen identificativos (como
sí poseía Motown)
y su gran diversidad estilística, que jugó en su contra, pero
quizás el factor clave esté en que el equipo de marketing del sello
de Detroit no supo cómo vender el producto ni manejar una
discográfica de menor tamaño y prefirió centrarse en valores
seguros que tenían ventas garantizadas (Marvin
Gaye,
Diana
Ross,
The
Jackson Five
o Stevie
Wonder),
de manera que la promoción, en la mayoría de los casos, fue nula.
De
hecho, el megalómano y extremadamente ambicioso Berry
Gordy
fichó a Dave
Pell,
un conocido ejecutivo discográfico, saxofonista de jazz y
ex-presidente de los premios Grammy,
para que se encargase de su gestión como manager del sello, pero sus
constantes interferencias y cuestionables decisiones (como convertir
Mowest
en el vivero de Motown),
provocaron la destitución de Pell
(quien finalmente carecía de cualquier poder de decisión).
Cuando
la aventura de Mowest
finalizaba
en 1973, con cerca de cuarenta singles y una docena de álbumes
publicados, había cumplido su función primordial, la de allanar el
camino para que Motown
estableciese su sede permanente en la soleada California.
Centrándonos
en la recopilación objeto de este artículo, si bien el material
incluido es excelente, no es menos cierto que nos muestra una visión
parcial, dada la cantidad de nombres que dolorosamente se quedan
fuera (en vistas a un tan necesario como improbable segundo volumen):
The
Devastating Affair,
Blinky,
Bobby
Taylor,
Michelle
Aller,
Lesley
Gore,
The
Crusaders,
The
Blackberries,
Celebration,
Kubie,
Repairs,
etc.
De
entre los artistas seleccionados, destacan por encima del resto, los
veteranos Frankie
Valli & The Four Seasons,
un popular grupo de pop de New Jersey con innumerables éxitos a lo
largo de los sesenta, que pretendían reavivar su carrera con un
cambio de dirección de la mano del sello californiano y que
obtuvieron discretos resultados. Se incluyen tres cortes de su único
disco para Mowest,
“Chamaleon”
(1972): “You’re
a song (that I can sing),
que abre de manera elegante y evocadora el recopilatorio, el
contagioso y optimista “Sun
country”
y la joya del álbum, el excepcional y adictivo corte “The
night”,
que te atrapa sin remedio desde sus primeras notas de bajo y su
fascinante ritmo. Irónicamente, dicho single sería un gran éxito
en la escena northern
soul
de Inglaterra en 1975, año en el que Franki
Valli
publicaría un álbum en solitario para la Motown:
“Inside
you”.
Pero
el grupo que mejor representa el conglomerado de influencias que
imperaba en Mowest
es, sin duda, Odyssey,
una banda multirracial con varios vocalistas (de quien se ha tomado
la portada de su único disco para ilustrar la comentada
recopilación), de la que se incluyen también tres temas: la sensual
y melódica “Our
lives are shaped by what we love”,
con sus coros flower-power y su guitarra jazzy, la pre-disco
“Battened
ships”
y la exótica “Broken
road”,
una composición con sorprendentes ritmos latinos.
Del
conjunto femenino The
Sisters
Love
(formado por cuatro vocalistas) se incluye, además del vibrante
“You’ve
got to make the choice”,
una versión del clásico “Give
me your love”
de Curtis
Mayfield,
en una adaptación más áspera y sexual que la original. Como
anécdota comentar que Merry
Clayton,
una de las integrantes, puso su excepcional voz al servicio de la
inmortal “Gimme
shelter”
de los Stones
y
grabó un par de excelentes discos en solitario. De todos modos, su
único álbum, “Give
me your love”,
permanecería inédito hasta su publicación en el 2006 por el sello
Soul
Jazz Records.
Otro
de los momentos álgidos del disco nos lo trae Syreeta
(también conocida como Yvonne
Right)
que en aquella época era la mujer y letrista de Stevie
Wonder
en trabajos esenciales como “Music
of my mind”
o “Talking
book”.
La vocalista sólo llegó a grabar un álbum para el sello, “Syreeta”
(1972),
y la recopilación recoge dos muestras del mismo, dos composiciones
del genial músico invidente: “I
love every little thing about you”
y “Black
maybe”
que por su tratamiento funky-jazz no hubiese desentonado en el
magistral “Talking
book”.
Curiosamente,
el primer single que Syreeta
grabó para Motown,
“I
can’t give back the love I feel for you”,
es interpretado en este álbum por la primera vocalista
asiático-americana fichada por la compañía, Suzee
Ikeda.
Después de esta aventura, la intérprete se incorporaría a la
Motown
trabajando estrechamente con Michael
Jackson,
The
Temptations
o Diana
Ross
Otro
proyecto efímero fue The
Nu Page,
banda constituida alrededor de la vocalista y compositora Marilyn
McLeod
(hermana de Alice
Coltrane);
en este caso su representación en el álbum viene dada por la cara B
del único single publicado por la banda, la delicada composición “A
heart is a house”,
al más puro estilo del grupo “Fifth
Dimension”.
Lo extraño del caso era que la cantante era, ante todo, miembro de
Motown,
surtiendo de temas a Diana
Ross,
JR.
Walker
o Marvin
Gaye
y, más tarde, a Anita
Baker o
Millie Jackson.
G.C.
Cameron,
ex-miembro del grupo soul The
Spinners,
prefirió quedarse en Motown,
al contrario que sus compañeros, que ficharon por Atlantic
Records.
Su tema “Act
like a shotgun”,
un poderoso y contundente corte funk es el elegido para la ocasión.
De Mowest
se trasladaría a Motown
donde llegaría a grabar cuatro álbumes.
Uno
de las incorporaciones más atípicas del pequeño sello californiano
fue el grupo de rock Lodi
que, curiosamente, surgirían de las cenizas de la formación
garajera The
Knickerbockers
(que habían incluido su clásico “Lies”
en la mítica recopilación “Nuggets”).
Lodi
tuvo el honor de protagonizar el primer álbum lanzado por Mowest,
“Lodi”
(1972), y el fantástico tema que se presenta en el disco es “I
hope I see it in my life”
con reminiscencias a Badfinger
o Three
Dog Night.
No tendrían, por desgracia, ninguna repercusión comercial.
Finalmente,
se incluyen dos ejemplos de cómo, al menor atisbo comercial, Motown
sustraía sin ningún pudor los artistas a su filial; los populares
The
Commodores,
de los que se incluye un excelente single con el sonido
característico de la formación, “Don’t
you be worried”,
y que labrarían la parte más interesante de su carrera en el sello
de Detroit. En cambio, de Thelma
Houston,
que llegó a Mowest
después de su éxito “Sunshower”
para Dunhill
Records,
se incluye el enérgico “I
ain’t going nowhere”,
que cierra de forma brillante la recopilación. Para la subsidiaria
grabaría un álbum, “Thelma
Houston”
(1972), que pasaría bastante desapercibido. De hecho, la vocalista
no triunfaría hasta 1977 con el exitoso tema disco “Don’t
leave me this way”
(que conocería otra versión incluso más popular a finales de los
ochenta de la mano de The
Communards).
Desgraciadamente,
se han necesitado cerca de cuatro décadas y una impagable labor de
arqueología por parte de Light
In The Attic
para restablecer el prestigio de un sello adelantado a su tiempo, que
sufrió un triste e indigno final producto del desinterés de Motown.
Por ello, no hubiese estado de más un segundo volumen que
complementase al álbum editado y nos mostrase una perspectiva más
amplia de los dos años de vida de Mowest
Records.
Artículo escrito por LITTLE BASTARD
(fotos:discogs. videos:JohnJames138/Contain Yr Brain)
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