Clarence
Reid es el protagonista de una de las historias más estrafalarias de
la música negra. Un competente compositor e intérprete de temas
soul nacido en Cochran (Georgia) en 1939, dotado de una voz sedosa
(al estilo Joe Tex) que hace sus primeros pinitos en el show business
bajo el nombre de Clarence Reid & the Demiras, donde conocería a
su principal colaborador en los años venideros, Willie Clarke,
compositor y productor de Florida. Autor de hits de R&B entre
1960-75 para artistas tan diversos como KC & the Sunshine Band (a quién apoyará en sus inicios), Sam & Dave, Gwen McCrae (Rockin’
Chair, un top-ten de 1975) y sobre todo, para Betty Wright, para
quien produjo y compuso, junto a su inseparable Willie Clarke, el
magistral elepé “I Love the Way You Love”.
En
1969, Atlantic Records, a través de su subsidiaria Alston Records,
le publica “Dancin’ with Nobody but You babe”, un sólido debut
donde incluirá su clásico funky “Nobody but You Babe” y otras
composiciones propias (Part Time Lover, Doggone It o Fools Are Not
Born), además de versiones de los Beatles (Get Back), Tony Joe White
(Polk Salad Annie), Edwin Starr (25 Miles), Smokey Robinson (Shop
Around) o Curtis Mayfield (I’ve Been Trying).
En
1970, el sello discográfico Tays-ter publica “Nobody but You Babe”
(está claro que no se muestra muy original con los títulos de sus
trabajos), un disco, a mi juicio, superior y dotado de mayor
personalidad que su debut, pero infravalorado y parece que olvidado
en el tiempo, básicamente formado por una serie de singles que había
publicado entre 1967-1968 (I’m sorry baby/Let those soul sounds
play, Heaven's gonna welcome you/The Price I have to pay, Something
special about my baby/Along came a woman) y una nueva versión de su
clásico funky “Nobody but You Babe”, muy similar a la de su
anterior disco (con voz femenina), salvo por una breve intro con
sintetizador que sustituye a la sección de vientos de la versión
original. También destaca sobremanera el homenaje al fallecido Otis
Redding en “Heaven Will Welcome You”, la emocionante balada “I’m
Sorry Baby” o la dinámica “Along Came a Woman”. Es un trabajo
de auténtico soul sureño sin desperdicio alguno y que muestra al
tándem compositivo Clarke-Reid compenetrado y en gran estado de
forma.
Pero
Clarence, que es un tipo trabajador y prolífico, colabora desde 1968
con una quinceañera Betty Wright para la que compone una serie de
temas (el exitoso temazo “Girls Can’t Do What The Guys Do” o el
pegadizo “He’s Bad, Bad, Bad”) que formarán parte de su álbum
debut “My First Time Around” .
Pero
lo mejor vendrá cuatro años después con el clásico “I Love The
Way You Love” (1972). Clarence y su colega Willie Clarke se hacen
responsables tanto de la composición de la mayor parte del disco
como de la producción. En el fondo, lo considero otro disco de
Clarence Reid, sólo que utilizando como instrumento la voz de Betty Wright. El primer single, “Clean Up Woman”, supone un auténtico
bombazo alcanzando los puestos más altos tanto en las listas de r&b
como de pop. Pero el resto del disco no le anda a la zaga y es que el
dúo Reid-Clarke están en un auténtico estado de gracia
compositivo: El tema homónimo, I’ll Love You Forever Heart and
Soul, If You Love Me Like You Say You Love (con un irresistible
estribillo), ‘I’m Gettin’ Tired Baby’, ‘Pure Love’ o el
bello final “Let’s Not Rush Down the Road of Love”. Todos de un
nivel excepcional. El disco se completa con una versión de la Motown
“I Found That Guy” (que también popularizaron los Jackson Five)
y el socorrido clásico de Bill Withers “Ain't No Sunshine” y
dos temas compuestos, curiosamente por Willie Clarke junto a uno de
los guitarristas del disco, Willie Hale (All Your Kissin’ Sho’
Don’t Make True Lovin’ y “Don’t Let It End This Way”). Un
trabajo exuberante y sensual, donde predominan los medios tiempos,
por el que hubieran matado divas del soul como Aretha Franklin o
Diana Ross, por poner un par de ejemplos.
Esa
colaboración productiva con Betty Wright se extenderá hasta su
siguiente disco “Hard to Stop” (1973), para el que compondrán
las apreciables “BabySitter”, “It’s Hard to Stop (Doing
Something When It’s Good to You)”, “If You Think You’ve Got
Soul” o singles como “Is It Your Girl” (un tema similar y con
claras referencias a “Clean Up Woman”), “Let Me Be Your Love Maker” o “Secretary”. Y
aquí empieza la parte estrafalaria en la carrera del bueno de
Clarence. Aunque tiene su origen en 1965, cuando edita bajo el nombre
de Blowfly la canción “Rap Dirty” considerado por algunos
expertos como el primer tema rap de la historia, es en 1971 cuando
crea definitivamente un alter ego disfrazado de supervillano, junta
una banda para la ocasión y se dispone a grabar un disco con hits de
aquella época pero cambiándole las letras por otras, digamos,
obscenas o sexualmente explícitas. Por supuesto, esa idea no atrajo
a ninguna discográfica, así que tuvo que crear su propio sello
(Weird World) para poder editar dicho trabajo y posteriores. La
cuestión que me he planteado desde el absoluto desconocimiento es
por qué Clarence Reid dio un giro de 180 grados a su carrera.
¿Quizás para sacar su faceta de showman? ¿Para aumentar sus
ingresos? ¿Exceso de creatividad tal vez, al estilo George
“Funkadelic-Parliament” Clinton? ¿O simplemente perdió la
cabeza?
Realmente no es una cuestión que me parezca trascendental ya
que, al fin y al cabo, fue su decisión, y que no sé si contesta el
documental que sobre él vio la luz en el 2011 (The Weird World of
Blowfly), que desgraciadamente no he podido visionar. La cuestión es
que, aunque siguió sacando discos como Clarence Reid, Running Water
(1973) u “On the Job” (1976), por ejemplo, iría paulatinamente
dándole prioridad a su alter ego Blowfly, de modo que hoy en día es
más conocido por su faceta de “Dirty Rapper” que por su pasado
como compositor de temas funky y soul, y esa situación le ha
conducido irremediablemente a un estatus totalmente underground. Resulta
doloroso visionar actuaciones de sus últimos años donde sólo alcanzó a ver un viejo disfrazado grotescamente, producto quizás de
una broma que se ha alargado demasiado en el tiempo, actuando en
antros de mala muerte con gogos bailando a su alrededor. Prefiero
recordarlo como un brillante y fructífero compositor de finales de
los sesenta y principios de los setenta.(fotos:All music. video:Ewan Bruce)
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