En 1897 el señor McCloud se despertó en un lugar helado en medio de un hábitat totalmente desconocido para el. Sus pies pisaban nieve dura que le llegaban casi hasta mitad de las piernas. El cielo cristalino cubría su rubia cabellera, en un mar azulado de infinito fin. Sus ropajes de gruesas pieles lo cubrían en su totalidad, dejando únicamente visible sus ojos color miel. A su alrededor las cumbres heladas tapizadas de manto blanco le eran rotundamente ajenas a su memoria. - Hola-…...-Holaaaaa, Holaaa, Holaa-, gritó a pleno pulmón, obteniendo respuesta solo de si mismo en un redoble de eco. Anduvo y anduvo hasta que sus fuerzas ya dijeron basta, dando con su cuerpo en el suelo. Un sonido de ave le hizo recobrar la conciencia, sus ojos recubiertos de escarcha se abrieron lentamente, observando ante el la majestuosidad de un extraño animal alado de un tamaño descomunal. Su enorme pico le cogió de la pechera y se lo puso de un giro suave sobre su espalda. Alzó el vuelo con aquellas alas tan grandes mientras el señor McCloud se agarraba fuertemente a las plumas. Aquel mar azul era ahora el lugar por el que se desplazaba, el viento frío se estrellaba con fuerza sobre su cara, mientras aquel animal ponía rumbo hacia el sol brillante de la mañana. Asustado por saber que lugar le depararía su destino que solo la majestuosa ave parecía saber, cerró los ojos y se dejó llevar. Cada vez sentía más calor en su rostro, el viento cortaba y su cuerpo empezaba a sudar de forma considerable. De pronto algo parecía forzarle para que abriera sus ojos, sus párpado se abrieron y un fogonazo de luz impactó en su pupila.
Sobresaltado soltó el plumaje de aquel animal, estiró sus dos brazos y una persona a cada lado le sostuvo de sus hombros contra la cama
-Tranquilo señor McCloud, ha vuelto en sí. Ha sufrido un pequeño infarto.
Ahora solo veía el falso techo de aquella habitación de hospital sobre su cabeza. Algo parecía hacerle cosquilla en su mano, la abrió y pudo ver un trozo de pluma marrón que parecía conocer su secreto.
Me encantan tus finales siempre están llenos de alguna sorpresa ...Tal vez tuvo un infarto pero esos plumajes fueron la visión de un futuro ?.
ResponderEliminarGracias por tu relato de este jueves.
Un abrazo.
Muchas gracias. Si bueno, eso lo dejo a la imaginación de cada uno
EliminarUn saludo
hola victor
ResponderEliminarjolin... Tal y como lo explicas, casi dan ganas de morirse para visitar el lugar recondito.
magnifica descripcion del episodio del ave, y magnifico final
saludos
Jejeje, bueno esperemos que para eso nos falte todavía muchos años. Mucha gracias
EliminarUn saludo
Me gustó mucho como manejaste este regreso a la vida de tu personaje. Eso si qie es irse a un recondito lugar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Je, ya te digo Myriam. Gracias, un lejano lugar que mejor no visitar por ahora.
EliminarUn saludo
Me encantas
ResponderEliminarTu cara
tu blog
lo que escribes
los colores que le has puesto
las letras que bailan con las comas
y los puntos de tu vida
Un saludo desde la orilla del mar en Miami
Vaya,,me pones rojo jeje. Gracias . A ti por pasar a leerme. También a mi me acarician las orillas de mi isla.
EliminarUn saludo
Menuda sorpresa final nos has dado.
ResponderEliminarSaludos.
Je, gracias.
EliminarUn saludo
Qué bárbaro. Precioso, onírico y muy bueno. Me ha encantado ese renacer en el hospital.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Albada. Si, por suerte su final aún no estaba listo
EliminarUn saludo
Un impacto, ese momento que estás a punto de perder los pies en la tierra e ir a no sé dónde. Un texto lleno de expectación, magia diría yo, fantasía... pero realidad flotante.
ResponderEliminarY ese final, ese giro alado y pegado a la muerte.
Un placer haberte leído. Besos.
Gracias Mag. la verdad es que la vida cuando termina es una incógnita aún por descubrir.
EliminarUn saludo
Vaya con el pajarraco! Lo rescató del infarto 😊. Muy original tu trama. Un Abrazo
ResponderEliminarGracias, si, un ser alado del más allá que llega al ahora.
EliminarUn saludo
Me gusta cuando un relato te tiene en tensión, claro sin llegar al infarto, pero si no poder dejar de leerlo.
ResponderEliminarMuy bueno Victor.
Un abrazo.